domingo, 30 de noviembre de 2014

¿QUE QUIERES QUE TE HAGA?

 

¿QUE QUIERES QUE TE HAGA?

 

PROVERBIOS 3:5-8

Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento.

Busca su voluntad en todo lo que hagas, y Él te mostrará cuál camino tomar.

No te dejes impresionar por tu propia sabiduría.

En cambio, teme al Señor y aléjate del mal.

Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. (N.T.V.)

 

©      Vivimos en un mundo lleno de situaciones que nos hacen pensar y cambiar constantemente nuestros deseos.

Ø  Un día pareciera que estamos seguros de lo que queremos y al día siguiente es como si lo que anhelamos se hubiera desvanecido mientras dormimos.

Ø  En otras ocasiones cuando anhelamos algo y lo logramos, por un poco de tiempo nos sentimos llenos, pero pronto nos embarga una sensación de vacío, hasta el punto que muchas veces nos sentimos como si realmente no hubiéramos logrado nada.

 

©      ¡Pareciera que nuestras almas son insaciables! 



Ø  Vamos por un camino en el cual se nos ofrece una gran diversidad de experiencias atractivas, las cuales prometen hacernos mejores, tanto física como emocional y a veces intelectualmente.

Ø  Es como una escalera con un número incontable de escalones, cuando vas en uno, eres forzado al siguiente, y así sucesivamente sin que sepas dónde termina.

 

©      Solo, que muchas veces esta escalera no va en ascenso sino en descenso.

Ø  Desafortunadamente, muchos nunca se hacen conscientes de esta caída lenta, sino hasta que ya están demasiado hundidos para levantarse por sí mismos.

Ø  Otros jamás notan que han caído, es su estado natural.

Ø  Y aún, hay quienes, con mejor discernimiento, van en busca de algo que los sacie, que los haga felices, pero de una felicidad duradera, para pronto encontrar que el vacío es lo único que llena sus vidas.

 

©      ¿Realmente, sabemos qué es lo que queremos?

©      ¿Sabemos acaso, dónde está la fuente de provisión de nuestros deseos y anhelos más profundos?

©      ¿Sabemos dónde encontrar ese preciado tesoro que no hallamos en el mundo?

©      ¿Sabemos cómo encontrarlo?

©      ¿Sabemos a quién tenemos que acudir en busca de él?

 

Hay un pasaje en la Biblia que nos relata la historia de un hombre ciego llamado Bartimeo, veamos:

 

MARCOS 10:46-52 Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y Sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar:

-       ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

-       ¡Cállate!, muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte:

-       ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo: 

-       Díganle que se acerque. Así que llamaron al ciego.

-       Anímate, le dijeron. ¡Vamos, Él te llama! Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús.

-       ¿Qué quieres que haga por ti? preguntó Jesús.

-       Mi Rabí, dijo el hombre ciego, ¡quiero ver! Y Jesús le dijo:

-       Puedes irte, pues tu fe te ha sanado.

Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino. (N.T.V.)

 

Creo firmemente que tú y yo podemos ser ese Bartimeo, quizás no necesitamos recobrar nuestra vista física…

©      ¿Pero estamos viendo con los ojos de nuestra alma?

©      ¿O acaso nuestra vista esta nublada?

 

Bartimeo, sabía claramente cuál era su necesidad y cuando pidió del Señor misericordia, sabía exactamente qué era lo que quería.

©      Cuando Jesús le preguntó: ¿Qué quieres que te haga? Bartimeo respondió sin vacilar: Maestro, que recobre la vista.

 

©      Maravillosamente, él tuvo lo que quería, porque él sabía lo que quería y sabía a quién pedírselo.

Ø  El sabía quién era la fuente, y cuando la encontró no dejó pasar esa oportunidad, y desde el fondo de su ser lo gritó y lo pidió. 



©      La Biblia nos dice que el reino de los cielos lo arrebatan los valientes.

Ø  ¡Y vaya que fue valiente este hombre llamado Bartimeo!

Ø  Se imaginan todo el esfuerzo que tuvo que haber hecho para ser tomado en cuenta en un lugar donde había una multitud y él estaba mendigando.

Ø  Seguramente, Bartimeo ya estaba acostumbrado a ser rechazado, pero sin embargo, como sabía que se trataba de Jesús, y sabía que Jesús era la fuente, entonces no dejó pasar su oportunidad.

 

CONCLUSIÓN:

©      Pienso y creo que Dios es un Padre que siempre nos espera con los brazos abiertos.

©      Pienso que vivimos tiempos difíciles, no solo en nuestra nación, sino en el mundo entero, pero son tiempos en los cuales el llamado de Dios está vigente.

©      Solo aquellos quienes tengan la valentía de reconocer en Dios la fuente que saciará la sed de sus almas insatisfechas, no dejarán pasar la oportunidad.

©      Solo aquellos quienes saben que teniendo a Dios lo tienen todo y que sin Él no tienen nada, lo buscarán entre la multitud, para oír su voz que nos pregunta hoy, como le preguntó a Bartimeo:

©      ¿Qué quieres que te haga? Ojalá que tú y yo no vacilemos en contestar:

 

¡¡¡Maestro, que recuperemos la vista!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.

         

 

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL CAMINO DEL AMOR

 

EL CAMINO DEL AMOR

 

El camino del amor, tiene 11 pasos:

 

    1.     Primero contigo mismo:

©      Sólo cuando estás bien contigo mismo puedes estar bien con los demás.

 

    2.     Manejo de la soledad:

©      Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación.

 

    3.     Sólo se da, de lo que se tiene:

©      Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar y aceptarte para aceptar, porque nadie puede dar lo que no tiene.

 

    4.     Paz interior:

©      Ninguna relación te dará la paz que tú mismo no crees en tu interior.

 

    5.     Fantasía que genera frustración:

©      Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía que sólo genera frustraciones.

 

    6.     Autonomía:

©      Ninguna relación te brindará la felicidad que tú mismo no construyas.

 

    7.     Autosuficiencia:

©      Sólo podrás ser feliz con otra persona cuando bien convencido seas capaz de decirle: "No te necesito para ser feliz".

 

    8.     Independencia:

©      Sólo podrás amar siendo independiente hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer.

 

    9.     Requerimientos:

©      Para amar necesitas una humilde autosuficiencia, autoestima y la práctica de una libertad responsable.

 

  10.    Autoestima y madurez:

©      Ámate a ti mismo, madura y el día que puedas decirle a esa otra persona "Sin ti me la paso bien", ese día estarás preparado para vivir en pareja.

 

  11.    Compartir:

©      Dos personas que vivan en pareja podrán ser felices sólo cuando se hayan unido para compartir su felicidad, no para hacerse felices la una a la otra.

 

CANTARES 8:7

Las muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos pueden ahogarlo.

Si un hombre tratara de comprar amor con toda su fortuna, su oferta sería totalmente rechazada. (N.T.V.)

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.

       

 

viernes, 28 de noviembre de 2014

GRANDIOSO PLAN

 

GRANDIOSO PLAN

 

1 PEDRO 1:13-16 Así que preparen su mente para actuar y ejerciten el control propio. Pongan toda su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo. Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es Santo. Pues las Escrituras dicen: "Sean santos, porque Yo Soy Santo". (N.T.V.)

 

©      El grandioso plan de Dios, nuestra santificación.

©      "Sed santos, porque Yo Soy Santo". ¡Qué orden tan sobrecogedora!

Pero eso es exactamente lo que el Señor se ha comprometido a realizar en nuestras vidas, hacernos santos. Su grandioso plan puede resumirse en una palabra:

©      Santificación.

 

Este es un proceso de tres etapas con el que nos aparta para Sus propósitos:

1.   Salvación. La primera etapa se produce en el momento que somos salvos. Cuando Dios nos declara justos por medio de Jesucristo, nuestra posición es la de santos.

2.   Evolución. La segunda etapa es una evolución en el crecimiento, al volvernos más y más en la práctica lo que ya somos, santos. Este proceso continuará toda nuestra vida terrenal. El Padre nos ha predestinado para ser hechos conformes a la imagen de su Hijo, y Él está trabajando continuamente para moldear nuestra conducta, carácter y manera de vivir. Aunque Dios es quien hace la transformación, nosotros tenemos cierta responsabilidad en el proceso, pues si no cooperamos con Él, el mundo nos consumirá y perderemos los grandes planes que Dios tiene para nosotros.

3.   Perfección. La tercera etapa de la santificación es nuestra perfección final, cuando tendremos santidad absoluta. En nuestra muerte física, el alma y el espíritu son liberados del pecado; y en la resurrección, nuestros cuerpos serán hechos perfectos. Seremos perfectos, sin mancha, delante de Cristo.

 

Si pudiéramos echar un vistazo a lo que es la tercera etapa, nunca nos lamentaríamos ni nos quejaríamos por el difícil proceso de santificación que sufrimos ahora. Nuestros ojos estarían fijos en la meta y nuestra mayor motivación sería glorificar a Dios, sometiéndonos a Él a medida que nos transforma.

 

CONFESIÓN DE FE:

DECIDO MANTENERME FIRME EN EL PROCESO DE SANTIFICACIÓN QUE DIOS HA DISEÑADO PARA MI, PERMITIRÉ Y HARÉ MI PARTE PARA QUE SU GRANDIOSO PLAN DE TRANSFORMACIÓN DE MI VIDA LO GLORIFIQUE A ÉL EN PLENITUD.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Jehová Mekaddesh, Dios que nos santifica (Ezequiel 37:28). Dios y Señor mío, quiero darte gracias por poder ver, hablar, sentir y oír esta mañana, con mis cinco sentidos intactos, con todo mi amor y mi fe plena puesta en Ti, en Tu Hijo Jesús y en el Espíritu Santo. Soy bendito porque Tú eres un Dios comprensivo, misericordioso, contenedor, amoroso y de perdón. Tú has hecho tanto por mí, has producido un cambio tan grande en mí vida y continúas modificándome para que pueda llegar a ser un verdadero hijo Tuyo al santificarme, y aún sigues bendiciéndome cada día. Gracias mi señor y Salvador Jesucristo por Tu grandioso plan de santificación para mi vida. Amén.


Juan Manuel Lamus O.

         

 

jueves, 27 de noviembre de 2014

FILIACIÓN

FILIACIÓN

 

JUAN 8:25-32 ¿Y quién eres? preguntaron. Jesús contestó:

-       El que siempre dije que era. Tengo mucho para decir acerca de ustedes y mucho para condenar, pero no lo haré. Pues digo solo lo que oí del que me envió, y Él es totalmente veraz.

Pero ellos seguían sin entender que les hablaba de su Padre. Por eso Jesús dijo: 

-        Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre en la cruz, entonces comprenderán que Yo soy. Yo no hago nada por mi cuenta, sino que digo únicamente lo que el Padre me enseñó.  Y el que me envió está conmigo, no me ha abandonado. Pues siempre hago lo que a Él le agrada.

Entonces muchos de los que oyeron sus palabras creyeron en Él.

Jesús le dijo a la gente que creyó en Él:

-       Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas;  y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. (N.T.V.)

 

©      La sangre nos hace parientes, la fidelidad nos hace familia.

La filiación divina de Cristo (Leer Juan 8:21-59). La afirmación de Jesús de que Él era el Hijo de Dios, desató la ira de los líderes religiosos. Pero su explicación de todo lo que implicaba su condición de Hijo nos ayuda a entender cómo hemos de actuar como hijos de Dios.

 

El Señor Jesús comunicó las palabras de su Padre al mundo (Vs.26), y antes de ascender al cielo nos dio la misma tarea: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15). Cristo no hacía nada por cuenta propia (Vs.28). Su condición de Hijo nunca implicó debilidad, pero sí requirió Su entrega a la autoridad del Padre:

1.   Jesús hablaba lo que el Padre le había enseñado (Vs.28). Los cristianos no debemos depender de los sentimientos personales, sino ver lo que dice la Biblia, y confiar en ella.

2.   Él hizo siempre lo que agradaba al Padre (Vs.29). Ya no vivimos para los placeres, sino para buscar el gozo y las bendiciones de vivir en obediencia al Padre Celestial.

3.   Cristo no buscó Su propia Gloria, sino que honró al Padre (Vs.49, 50,54). Asimismo, nosotros debemos humillarnos, y enaltecer al Señor en nuestros pensamientos y con nuestra conducta.

4.   Él conocía a Su Padre y guardaba Su Palabra (Vs.55). Los cristianos tenemos el mismo privilegio de intimidad con Dios y la misma responsabilidad de obedecer sus mandatos.

©      Ahora nos toca a nosotros seguir el ejemplo de Cristo.

 

CONFESIÓN DE FE:

LA OPORTUNIDAD QUE TENEMOS DE SER HIJOS DE DIOS ES POSIBLE SOLO POR LA OBEDIENCIA FIEL DE SU HIJO. CRISTO ABRIÓ LA PUERTA PARA NUESTRA ADOPCIÓN, NOS INUNDÓ DE BENDICIONES DE LO ALTO Y DEMOSTRÓ CÓMO DEBEMOS VIVIR EN LA FAMILIA DE LA FE.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, el Hijo de Dios, Adonai, Señor Soberano (Génesis 15:2). Mi amado Señor, el Gobernador y Rey Soberano de la creación eres Tú, gracias quiero darte hoy por Tu modelo de obediencia al Padre Celestial, quien nos adopto por medio tuyo haciéndonos parte de la Familia Real y Celestial, de la cual Tu eres el primogénito y derrotero de comportamiento, obediencia y efectividad en la ejecución del plan maestro de Dios Padre para llevar a los que creemos a ser fieles a Él y trabajar con ahínco para expandir Su Reino sobre la tierra. Gracias Padre Celestial por hacernos parte de Tu familia. Amén.

 
Juan Manuel Lamus O.

         

 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

APARTADOS

 

APARTADOS

 

1 CORINTIOS 1:1-3 Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser un apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta junto con nuestro hermano Sóstenes. Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto, a ustedes que han sido llamados por Dios para ser Su pueblo santo. Él los hizo santos por medio de Cristo Jesús, tal como lo hizo con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz. (N.T.V.)

 

©      De los requisitos para la santidad. (Leer 1 Corintios 1:1-9)

Muchas personas tienen un concepto no bíblico sobre la santidad. Su idea acerca de un santo es alguien que tuvo una vida tan ejemplar, que es venerado por la iglesia, pero la Palabra de Dios da una descripción muy diferente. La iglesia de Corinto luchaba con toda clase de conductas impías, pero Pablo los llama "los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos" (Vs.2 V.R.V.).

 

©      Santificar significa apartar del uso común para dar un uso sagrado.

En la Biblia, el Señor ha santificado días (como el día de reposo), lugares (el tabernáculo), cosas (el arca de la alianza), y personas. Un santo es simplemente una persona a quien Dios ha apartado para sus propósitos. Eso significa que todo creyente es un santo.

 

Antes de que usted fuera salvo, su posición relativa para con Dios era de enemistad (Romanos 5:10). Pero en el momento que puso su fe en Cristo como su Salvador personal, el Señor cambió su posición y le apartó para Él:

©      Usted nació de nuevo y ahora es Su hijo.

©      Dios perdonó sus pecados y le declaró justo.

Un santo no es una persona perfecta, sino alguien que tiene una relación correcta con Dios. Aunque nuestra posición de santificación no está fundamentada en la buena conducta, el Señor espera que vivamos de una manera que le honre a Él.

Dios le apartó a usted para un propósito sagrado. Eso significa que usted está aquí, no para vivir como le parezca, sino para traer gloria al Señor. Él nos llama a vivir de acuerdo con nuestra nueva posición en Cristo. Rechazar esta responsabilidad de santidad es un evidente acto de ingratitud, que entristece el corazón del Señor.

 

CONFESIÓN DE FE:

ACEPTO EL LLAMADO DE DIOS A LA SANTIDAD, PUES ESTOY SEGURO QUE ÉL ME APARTO PARA UN PROPÓSITO ESPECIAL, POR ESO ESTOY AGRADECIDO Y LISTO PARA EJERCER EL LLAMADO Y ALEGRAR SU CORAZÓN.

 

ORACIÓN:

Padre nuestro que estás en los cielos, Elohim Kedoshim, Dios Santo (Levítico 19:2). Mi Dios y mi Señor, se que Tu, El Todopoderoso, eres único, especial, singular. No hay nadie ni nada como Tú, ni nunca lo habrá, pues eres distinto de todos y de todo, eres puro, eres libre de cualquier error. Gracias quiero darte hoy mi Señor por apartarme como Santo para Tus propósitos, y es por eso que te pido que me ayudes, que me des la fortaleza para llevarlos a cabo de acuerdo a la nueva posición que Tú me has dado en Cristo Jesús, de manera que pueda servir con diligencia en Tu reino y alegrar Tu corazón. He orado en el poderoso nombre de mí amado Señor y Salvador Jesucristo. Amén.


Juan Manuel Lamus O.