lunes, 28 de marzo de 2022

VALENTÍA Y AFLICCIÓN

 

DEUTERONOMIO 8:1-3 Asegúrate de obedecer todos los mandatos que te entrego hoy. Entonces vivirás y te multiplicarás, y entrarás en la tierra que el Señor juró dar a tus antepasados y la poseerás. Recuerda cómo el Señor tu Dios te guio por el desierto durante cuarenta años, donde te humilló y te puso a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos. Sí, te humilló permitiendo que pasaras hambre y luego alimentándote con maná, un alimento que ni tú ni tus antepasados conocían hasta ese momento. Lo hizo para enseñarte que la gente no vive solo de pan, sino que vivimos de cada Palabra que sale de la boca del Señor. (NTV)

 

De cómo la disciplina de Dios sobre nuestras vidas crea una fe inquebrantable y fortalece el carácter, con el claro objetivo de que se manifieste en nosotros la valentía en medio de la aflicción.

 

La Palabra de Dios enseña que el Señor es como un padre bueno, que instruye a sus hijos y los disciplina cuando lo cree conveniente con el fin de hacerlos esforzados y valientes. No todos los padres son buenos en dar una correcta disciplina a sus hijos.

Disciplina no es violencia sino "poner límites" a la desobediencia y rebeldía.

El Señor como Padre Celestial, siempre actúa en la medida justa y adecuada para disciplinar a sus hijos. El pueblo de Israel fue disciplinado en el desierto y el pasaje que estudiamos hoy dice que Dios les envió aflicción.

 

Cuando todo va bien en la vida es fácil seguir a Dios, pero

cuando todo se pone oscuro, los problemas vienen y las dificultades surgen,

allí se ve el carácter del cristiano, la calidad de fe que tenemos

y el esfuerzo y la valentía que manifestamos:

¡¡¡Estable o inestable, fuerte o débil!!!

 

Las aflicciones, o si las quiere llamar desiertos, de la vida tienen tres propósitos principales:

1.     Uno de ellos es probar precisamente nuestra fe, para ver si ella tiene calidad espiritual. La fe que permanece firme en Dios, en medio de las dificultades de la vida, es verdadera fe. Si en medio de nuestros problemas nuestra fe comienza a flaquear, significa que ella no tiene raíces profundas y que debemos apuntalarla y reforzarla. La medida de nuestra fe se ve en la medida que soportamos y enfrentamos, confiando en Dios, las aflicciones de la vida.

2.    El otro es probar la madurez de nuestro carácter. El carácter de un cristiano que está a la altura de Cristo no titubea ni cambia su fe por idolatría, es decir en la aflicción se mantiene firme en sus convicciones.

3.   Y, por último, poner en acción nuestra valentía frente a las muchas y diferentes aflicciones que tendremos durante nuestro paso por la Tierra.

 

CONFESIÓN DE FE:

ME AFERRO AL SEÑOR DE TODO CORAZÓN EN MEDIO DE LAS AFLICCIONES QUE PUEDA EXPERIMENTAR, PARA QUE MI FE NO SE DEBILITE, MÁS BIEN SE VEA INCREMENTADA Y MI CARÁCTER FORTALECIDO, DE MANERA QUE PUEDA MANIFESTAR LA VALENTÍA QUE DIOS ME IMPARTE.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Nissi, Dios es mi Estandarte (Éxodo 17:15). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, yo sé que en medio de las aflicciones de la vida puedo verte Alto y Levantado como un estandarte de guerra, y si mantengo mis ojos puestos en Ti seré milagrosamente victorioso. Es por eso por lo que en este tiempo de aflicciones y desiertos me doy cuenta, Señor, que mi fe puede caer y mi carácter debilitarse, así que quiero en este momento pedirte que me levantes y apuntales mi fe y fortalezcas mi carácter, para que ellos me den la estabilidad espiritual que necesito para manifestar esfuerzo y valentía en estos tiempos tan especiales de la vida. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo por mostrarme la medida de fe y carácter a los cuales debo apuntar para llegar a ser valiente en medio de la aflicción; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri