lunes, 24 de julio de 2023

ENTENDER

 

HEBREOS 2:6…9-11 (RV60) Porque en cierto lugar las Escrituras dicen:

"¿Qué son los simples mortales para que pienses en ellos, o un hijo de hombre para que de él te ocupes?...

No obstante, lo que sí vemos es a Jesús, a quien por un poco de tiempo se le dio una posición "un poco menor que los ángeles"; y debido a que sufrió la muerte por nosotros, ahora está "coronado de gloria y honor". Efectivamente, por la gracia de Dios, Jesús conoció la muerte por todos. Dios, para quien y por medio de quien todo fue hecho, eligió llevar a muchos hijos a la gloria. Convenía a Dios que, mediante el sufrimiento, hiciera a Jesús un líder perfecto, apto para llevarlos a la salvación. Por lo tanto, Jesús y los que Él hace santos tienen el mismo Padre. Por esa razón, Jesús no se avergüenza de llamarlos sus hermanos.

 

De la importancia de saber que es bueno para nosotros entender lo que Dios piensa de la humanidad, de manera que cambiemos también la manera de pensar al respecto.

 

Para entender los propósitos y los caminos del Señor, debemos comprender qué piensa Él de la humanidad. Con frecuencia nos apoyamos en nuestro criterio humano, en vez de tratar de vernos a través de sus ojos, pues todo lo que Él hace está dirigido por su amor por la humanidad.

 

Consideremos tres elementos en cuanto a lo que Dios piensa de la humanidad:

1.     Que fue creada a Su imagen y semejanza. De todas las criaturas que el Señor creó, solo el hombre y la mujer fueron hechos a su imagen. Tenían mente, voluntad y emociones, y también un espíritu, lo que les permitía adorar a Dios y relacionarse con Él. Por ser perfectos y sin pecado, estaban destinados a vivir para siempre con Su Creador.

2.    Que fue corrompida por el pecado. Gracias a un acto de desobediencia su relación con el Señor se rompió. La imagen Divina se vio arruinada por el pecado, que se infiltró en la naturaleza humana y corrompió a toda persona nacida. Desde entonces la humanidad quedó espiritualmente muerta, sin esperanza y condenada.

3.    Que es digna de ser rescatada. Pero el Señor la consideró digna de ser rescatada. Por medio de la obra redentora de Su amado Hijo, Jesús, todos los que creen en Cristo son hechos vivos espiritualmente otra vez, y la relación entre Dios y el hombre, que estaba rota, se restablece. Un día, en el Cielo, no habrá más pecado, y todo volverá a ser perfecto.

 

¡¡¡En medio del ritmo y de las pruebas de la vida, es fácil perder de vista lo que

Dios piensa de la humanidad; por eso cuando estemos agobiados por críticas,

problemas y sufrimientos, es crucial reconocer nuestro valor a los ojos del Señor!!!

 

Esa conciencia puede generar un cambio en nuestra manera de pensar de Él, motivar nuestro servicio en su Reino y renovar nuestro amor por Aquel que se dio a sí mismo para traernos de vuelta a Dios; ¡el Señor Jesucristo!

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE A LOS OJOS DE DIOS TENGO UN VALOR INCALCULABLE, PUES ÉL DIO A SU AMADO HIJO JESUCRISTO EN RESCATE POR LA HUMANIDAD, ASÍ QUE NUNCA PERDERÉ DE VISTA LO QUE DIOS PIENSA DE MÍ; POR ESO CAMBIARÉ MI MANERA DE PENSAR AL RESPECTO.

 

ORACIÓN:

Padre de la Gloria, Elohim Kedem, Dios del Principio (Apocalipsis 1:8). Mi amado Señor Jesucristo, sé que Tú siempre fuiste, has sido, eres y serás el Dios Todopoderoso. Tú eres antes de todas las cosas en tiempo y en prioridad, y por eso sé que debes ser primero que todo en nuestros afectos. Yo te reconozco como mi Dios vivo y único, apoyándome en Jesús, tu Hijo amado, mi Salvador, Redentor y Abogado ante ti Padre, e invocando al Espíritu Santo, fuente de toda verdad, sabiduría y justicia. Te doy las gracias por este nuevo día que me das, por la oportunidad que me das de cambiar mi manera de verte, de pensar de Ti, y saber que eso es parte de tus bendiciones para mí, porque se convierte en un nuevo despertar y la esperanza de poder servirte como Tú quieres, cuando Tú quieres y donde Tú quieres, por amor a tu Nombre, como dice tu Palabra. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tener en cuenta a toda la humanidad para tu perfecto plan de rescate; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri