miércoles, 11 de octubre de 2017

SOLEDAD

 

SALMO 25:16-18 Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado. Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, líbrame de todos ellos! Siente mi dolor, considera mis dificultades y perdona todos mis pecados. (N.T.V.)


©  Qué hacer cuando nos invade la soledad.

Como creyentes, tenemos un Padre que nos ama y desea lo mejor para nosotros. Somos parte de una familia espiritual con muchos hermanos, pero entonces…

©  ¿Por qué, a veces, nos sentimos solos, incluso cuando no atravesemos ninguna crisis?


1. Por la separación de Dios.

La mayor soledad que puede experimentar una persona se debe a su separación del Padre Celestial. Es un problema espiritual cuya fuente es el pecado. Experimentamos una ruptura de nuestra comunión con el Señor cuando lo desobedecemos y hacemos lo que nos place. El remedio es la confesión a Dios, lo cual lleva a restaurar nuestra comunión con Él (1 Juan 1:9). Si nos negamos a reconocer nuestro pecado, la separación se vuelve peor.


2. Por el afán y las preocupaciones.

El afán y las preocupaciones por las cosas de este mundo causan también soledad. A veces, hacemos a un lado el tiempo con Dios para ocuparnos de nuestras obligaciones. Para vencer la soledad, dedique tiempo para reconectarse con Dios por medio de su Palabra; nútrase con el conocimiento de su amor y medite en sus grandes promesas (Efesios 3:16-18).

 

Estar en armonía con el Señor renueva nuestro propósito y nuestras fuerzas. Hace posible que la sensación de soledad disminuya, la esperanza reemplace al desánimo y nuestro enfoque cambie. Es importante que busquemos oportunidades para practicar la reciprocidad; alentando, sirviendo, amando y ayudando a las personas que nos rodean.

©  Cuando David se sentía solo y aislado, se volvía al Señor y buscaba su ayuda. El tiempo con Dios es tanto el antídoto contra la soledad como la protección contra ella.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE EL TIEMPO CON DIOS ES TANTO EL ANTÍDOTO CONTRA LA SOLEDAD COMO LA PROTECCIÓN CONTRA ELLA, Y QUE EL SEÑOR SIEMPRE ESTÁ CON NOSOTROS, Y DESEA QUE TENGAMOS COMUNIÓN CON ÉL, ENTONCES ASÍ LO HARÉ Y NUNCA ESTARÉ SOLO.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros (Isaías 7:14). Mi amado Rey y Señor, Tú nos has revelado en tu Palabra que el deseo de Dios Padre es estar con nosotros siempre y en todo lugar, pues nos ha creado de su naturaleza para compartirse con nosotros para siempre, y Tú has prometido que estarás con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28:20), y que iras con nosotros donde quiera que vayamos (Josué 1:9); así que yo lo creo y me apropio de esa promesa, de manera que pueda vencer la soledad que en algún momento o circunstancia me pueda embargar. Tú eres el Dios Omnipresente, por tanto, sé que está asegurada tu compañía, para los que creemos, en todo tiempo y lugar, gracias Padre Celestial. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.