martes, 21 de marzo de 2017

AUDACIA

 

ROMANOS 1:14,15 Siento una gran obligación tanto con los habitantes del mundo civilizado como con los del resto del mundo, con los instruidos y los incultos por igual. Así que estoy ansioso por visitarlos también a ustedes, que están en Roma, para predicarles la Buena Noticia. Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles. Esa Buena Noticia nos revela cómo Dios nos hace justos ante sus ojos, lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe. Como dicen las Escrituras: "Es por medio de la fe que el justo tiene vida".  (N.T.V.)


©  Predicar la Buena Noticia, el Evangelio de Cristo, es la razón para nuestra audacia.

Aunque la mayoría de los cristianos están muy familiarizados con el evangelio, muchos son reacios a compartir su fe porque no se sienten capaces de explicarlo a otra persona. Cuando nos falta confianza en nuestro conocimiento de la salvación por medio de Jesucristo, el temor a las reacciones negativas o a las preguntas, pueden impedirnos abrir la boca.


©  Pero recordemos que Dios nos ha dado el mensaje más importante del mundo.

Puesto que enfrentamos muchas filosofías anti bíblicas y a tanto engaño religioso, necesitamos tener claro el evangelio para ser capaces de presentarlo con confianza y denuedo. No podemos dejar que el temor o la ignorancia nos impidan dar a un mundo perdido el único mensaje que puede cambiar el destino eterno de una persona. El apóstol Pablo recibía con agrado cualquier oportunidad para hablar a la gente de Cristo, porque se centraba en el poder transformador del evangelio, no en las reacciones negativas que podía encontrar. A menudo, la razón por la que nos avergonzamos de hablar de nuestra fe, es porque estamos preocupados por nosotros mismos, pero si prestamos atención a las personas que están en nuestro entorno, si expresamos un interés sincero por ellas y si le pedimos a Dios que nos abra una puerta para compartir nuestra fe, Él responderá nuestra oración.

 

Tendemos a interesarnos por actividades vanas y mundanas que se desvanecen con el tiempo, pero las almas son eternas y las personas necesitan conocer al Salvador.

©  Mi recomendación: Busque oportunidades para saber cómo están.

 

CONFESIÓN DE FE:

CUANDO LAS NECESIDADES DE OTRAS PERSONAS CONMUEVAN MI CORAZÓN, SIEMPRE PROCURARÉ ESTAR PRESTO PARA PRESENTARLES EL EVANGELIO. NO ES UNA OPCIÓN, ES MI RESPONSABILIDAD Y UN MANDATO DE DIOS.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Yeshuati, Dios de mi Salvación (Isaías 12:2). Dios mío, Tú eres la fuente de salvación y por eso quieres salvar a tu creación, así que cada individuo debe personalmente conocerte como "el Dios de Mi Salvación". Entonces esa es la razón para nuestra audacia; que maravillosa noticia, sé que este es el Evangelio que Tú quieres que nosotros, tus seguidores, prediquemos; por eso te pido hoy que nos ayudes, con tu poder y sabiduría, para ir y cumplir con "La Gran Comisión" que nos dejaste, sin reparos, sin temor ni condiciones. Gracias Padre Santo por escogernos para proclamar tu Evangelio a las naciones. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.