SUJECIÓN
HEBREOS 13:17 Obedezcan a sus líderes espirituales y hagan lo que ellos dicen. Su tarea es cuidar el alma de ustedes y tienen que rendir cuentas a Dios. Denles motivos para que la hagan con alegría y no con dolor. Esto último ciertamente no los beneficiará a ustedes. (N.T.V.)
© Una buena lección y buen ejemplo de sujeción y obediencia.
Cuenta la historia que en el siglo XI, el rey Enrique III de Bavaria se cansó de sus responsabilidades como rey, de las presiones de la política internacional y de lo mundanal de la vida de la corte. Hizo una carta de pedido de admisión al monje Richard de un monasterio local para ser aceptado como un huésped, para pasar allí el resto de su vida en oración y meditación.
Después que el monje Richard, Abad del monasterio recibió la carta, y el rey llego allí, le preguntó:
- Vuestra majestad, ¿comprende que la promesa aquí es de sujeción y obediencia?
- Esto va a ser muy difícil para usted, dado que ha sido rey,
- Comprendo, dijo el rey Enrique, el resto de mi vida le voy a estar sujeto a sus normas y a usted, mientras Cristo lo guíe.
- Entonces le diré lo que tiene que hacer. Vuelva a su trono y sirva fielmente en el lugar que Dios lo puso, le respondió el monje.
Después que el rey Enrique murió, se escribió esto en su honor:
© "Al sujetarse y ser obediente, el rey aprendió a gobernar".
Al final, cada uno de nosotros obedece a los justos mandamientos de nuestro Padre Celestial o a "las reglas de la ley". Debemos elegir sujetarnos voluntariamente, es decir ponernos bajo la autoridad, incluyendo la de Dios. El no hacer esto es no tener otra ley que nuestro propio capricho, una fuente poco confiable. Cuando decidimos sujetarnos, pues es una decisión personal, las bendiciones de Dios no se hacen esperar, sin embargo la reprensión y la consecuente disciplina Divina, también se convierten en bendiciones que traerán incremento de fe y fortalecimiento del carácter del verdadero seguidor de Jesucristo.
CONFESIÓN DE FE:
CONFIARÉ EN DIOS, ME SUJETARÉ A ÉL Y SERÉ OBEDIENTE A SUS MANDATOS, CON LA CERTEZA DE QUE ES LA FUENTE MÁS CONFIABLE PARA OBTENER LOS FRUTOS QUE ÉL TAMBIÉN ESPERA DE MÍ.
ORACIÓN:
Padre Celestial, Elohim Marom, Dios de las Alturas (Miqueas 6:6). Entiendo que alturas significa supremacía de poder y posición, y sé que Tú, El Fuerte, estás en las alturas siendo supremamente exaltado. Gracias Dios mío por tu Palabra en la cual están consignados tus mandamientos, preceptos protectores, y las promesas, los cuales aseguran para mi, y todos aquellos que los sigan y se apropien de ellas, una vida digna y llena de bendiciones; gracias porque tu sabiduría me llenará de prudencia y prosperidad. Ayúdame a estar siempre sujeto a tu perfecta autoridad y voluntad. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tu ejemplo de sujeción y obediencia total y sin condición. Amén.