viernes, 31 de marzo de 2017

LA TENTACIÓN 2

 

2 SAMUEL 11:2-5 Una tarde, después del descanso de mediodía, David se levantó de la cama y subió a caminar por la azotea del palacio. Mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose. Luego envió a alguien para que averiguara quién era la mujer y le dijeron: "Es Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita". Así que David envió mensajeros para que la trajeran y cuando llegó al palacio, se acostó con ella. Luego ella regresó a su casa. (Betsabé recién había terminado los ritos de purificación posteriores a su período menstrual). Tiempo después, cuando Betsabé descubrió que estaba embarazada, le envió el siguiente mensaje a David: "Estoy embarazada". (N.T.V.)


©  De cómo la tentación en sí no es pecado, pero ella lleva al pecado.

Ansias, hambre, anhelo, sed, avidez; todos estos términos pueden utilizarse para describir la palabra "deseo". Eva tuvo avidez del fruto del árbol prohibido; Saraí anheló el hijo de la promesa (Génesis 3:6; 16:2); de acuerdo al pasaje que estudiamos hoy, el rey David tuvo ansias de Betsabé. En cada caso, el deseo de ellos se volvió tan fuerte, que tomaron el asunto en sus propias manos para lograr lo que querían. Cada uno de ellos conocía las instrucciones del Señor, pero al ser tentados, encontraron una manera de justificar sus acciones para lograr el objetivo deseado.

©  Y las consecuencias fueron muy serias. (Leer 2 Samuel 11:1-17)

 

A lo largo de nuestra vida, todos tenemos anhelos y deseos. Ansiamos que algunas circunstancias o personas sean diferentes y deseamos adquirir lo que carecemos, o más de lo que tenemos, y luego nos encontramos tentados a satisfacer estos deseos por medio de nuestras acciones. La tentación en sí no es pecado; pero actuar por cuenta propia contra la Palabra de Dios, sí lo es. Recuerde lo que les sucedió a Eva, a Saraí y al rey David.

 

Nuestro Creador, quien le creó a imagen de Él, sabe lo que usted anhela y Él ha prometido darle lo que más le beneficie (Isaías 48:17). Confronte sus deseos con la verdad de la Sagrada Escritura y pídale a Dios que le ayude a dejar todo aquello que no se ajusta a sus normas. Haga del Salmo 63:1 (NVI) el clamor de su corazón: "Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta". Y Jesús, que es el Pan de Vida y el Agua Viva, le satisfará como ninguna otra cosa pudiera jamás hacerlo.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE LA TENTACIÓN NO ES PECADO, PERO SI EL CAMINO A ÉL, ES POR ESO QUE HOY DECIDO TOMAR LAS HERRAMIENTAS QUE DIOS ME DA PARA PODER SOPORTAR, PERO TAMBIÉN CON LA SEGURIDAD DE QUE ÉL CONOCE MIS ANHELOS Y SABE QUE ES LO MEJOR Y MÁS CONVENIENTE PARA MÍ.

 

ORACIÓN:

Padre Santo, Elohim Kedoshim, Dios Santo (Levítico 19:2). Mi amado Rey y Señor, gracias por tu amor y misericordia sin medida, gracias porque la he podido experimentar en mi vida y es por eso que puedo ajustarme a los deseos que pones en mi corazón para que sean mis verdaderos y correctos anhelos. Hoy quiero orar como el salmista diciendo: Oh Dios, Tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de Ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua. Te he visto en tu Santuario y he contemplado tu Poder y tu Gloria. Tu amor inagotable es mejor que la vida misma, ¡cuánto te alabo! Te alabaré mientras viva, a Ti levantaré mis manos en oración, en el Nombre de Jesús. Amen.


Juan Manuel Lamus O.