miércoles, 24 de noviembre de 2021

LEYES

 

ROMANOS 8:1,2 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. (RV60)

 

De cómo vivir en la ley del Espíritu sin condenación ni culpa.

El mundo se rige por leyes. Qué sería de este mundo, de las relaciones, de la familia, de los estudios, de los negocios y de las finanzas si no existiesen leyes. Aún a pesar de que como seres humanos vivimos quebrantando leyes, sin embargo, las leyes nos sirven para indicarnos el camino y advertirnos sobre las consecuencias. Pues, hoy quiero vivir sujeto de una de las leyes más hermosas y preciosas que podemos disfrutar como gente que ama a Dios: "La Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús".

 

Necesitamos entender que entre más cerca caminamos de Dios, más sutil se torna el pecado:

¿Si esto es así como podremos identificar la sutileza del pecado para no ser arrastrados por esa casi invisible corriente?

 

Dios ha provisto todo lo que necesitamos para desenvolvernos sin problema

en medio de semejante campo minado de la batalla diaria de la vida

¡¡¡La Ley del Espíritu de Vida nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte!!!

 

Nuestra vida está regida por una de estas leyes, pero la una supera a la otra, nunca estas dos leyes funcionaran con el mismo poder. Si descuidamos la relación con Dios y no nos acercamos a Él, la ley del pecado entrará sutilmente con su poder, pero si hoy dependo de Dios y me gozo en su presencia, la Ley del Espíritu de Vida entrará en vigor, de la misma manera que en un avión la ley de la aerodinámica supera la ley de la gravedad. Una ley no elimina la otra, sino que la supera. Con la misma confianza que tenía Pablo cuando dijo: "Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte"; con esa misma confianza debemos hablar y vivir siempre, porque ya nos hemos acercado a Dios para tomar de su fuente el agua fresca de su amor, su poder y su presencia.

 

Sin embargo, debemos andar con cuidado ya que si descuidamos lo conquistado se nos puede escapar si la ley del pecado y de la muerte llegare a superar, por el descuido, la Ley del Espíritu de Vida.

 

CONFESIÓN DE FE:

CONFIADO ESTOY EN EL SEÑOR DE MI VIDA EN QUIEN PUEDO ESPERAR Y A QUIEN PUEDO AMAR, PUES EN LA CRUZ EL SEÑOR JESÚS, MI SALVADOR, CONQUISTÓ LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE, Y HOY VIVO Y CAMINO EN ESA VICTORIA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Kedem, Dios del Principio (Deuteronomio 33:27). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, hoy sé que Tú, el Todopoderoso, siempre has sido, eres y serás por la eternidad, pues eres antes de todas las cosas en tiempo y en prioridad; y que por eso debes ser primero que todo en nuestros afectos. Sé que mi vida está regida por leyes, es verdad, pero también mi espíritu está regido por leyes. Hoy te doy gracias, Padre Celestial, por la "Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús", porque esa ley que opera desde el calvario ya me ha librado de la ley del pecado y de la muerte; y es por eso por lo que hoy puedo y quiero vivir regido por esa ley, y entonces no temeré a la sutileza del pecado, porque la Ley del Espíritu supera la ley del pecado; yo lo declaro y oro en el Poderoso Nombre de nuestro Señor Jesucristo ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri