martes, 15 de abril de 2014

REDENCIÓN


REDENCIÓN

EFESIOS 1:5-8 Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que Él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento. (N.T.V.)

©      Jesucristo es nuestro redentor, Él decidió pagar con su sangre la "fianza espiritual" para hacernos libres y limpios de todo pecado.
Cuando una persona es detenida por la policía y llevada a la cárcel, en un momento determinado el juez de la causa determina una fianza de dinero para su posible liberación. Con esa suma de dinero, si se paga, la persona queda libre y puede salir. Si alguna persona no puede pagar la fianza debe quedar tras las rejas.

©      Algo similar a esto ha sucedido en el mundo espiritual cuando nos convertimos a Cristo y llegamos a ser verdaderos cristianos.
Debido a nuestro propio pecado, quedamos ligados al reino de las tinieblas y condenados a vivir en maldición, éramos culpables de muerte pues la Biblia dice que "la paga del pecado es la muerte" (Romanos 6:23). Para ser liberados y limpiados, alguien decidió pagar la "fianza espiritual" y eso lo hizo el Señor Jesucristo cuando fue a la Cruz del Calvario.

©      Allí Él nos redimió por Su Sangre.
El pago no fue una suma de dinero sino la vida misma de nuestro Señor.
La palabra "redimir" significa "rescatar a un cautivo pagando un precio". Esto fue lo que hizo Jesús por todos, pero esta realidad sólo es para aquellos que por fe la aceptan. La Biblia promete legalmente muchas cosas pero serán nuestras prácticamente, solo cuando decidamos tomarlas por fe. Acceder a la salvación es un paso voluntario de fe. De nada sirve que nos obliguen, pues es algo personal entre Dios y nosotros. Como alguien dijo: "Dios tiene hijos, no nietos". Cada uno debe en un momento de su vida determinar qué rumbo seguir:
1.   Lejos de Cristo cautivos en el pecado y la maldición, o
2.   Con Cristo libre y limpios en el Reino de la bendición.
Ninguna religión del mundo pudo, no puede, ni podrá siquiera igualar lo magnífico y poderoso que ha hecho nuestro Dios cuando Jesucristo fue a la Cruz del Calvario.
©      ¡Allí cambio totalmente nuestro destino!

CONFESIÓN DE FE:
ANTES ERA UN CAUTIVO DEL DIABLO, AHORA HE SIDO RESCATADO GRACIAS A LO QUE CRISTO DECIDIÓ HACER EN LA CRUZ DEL CALVARIO, PAGAR CON SU SANGRE MI FIANZA ESPIRITUAL PARA QUE YO SEA LIBRE Y LIMPIO DE TODO PECADO.

ORACIÓN: Señor Jesús, el Góel, el Redentor (Tito 2:14). Mi amado Señor y Salvador Jesucristo, nuestro Redentor, yo se que este es aquel que libera o liberta a otro de una dificultad, peligro, o esclavitud, usualmente con el pago de un rescate; y sé que Tu, mi amado Jesús, eres visto como el Supremo Redentor, quien dio Su vida en la Cruz del Calvario como rescate por nosotros, los que en Ti creemos y en Ti confiamos; con tu sangre has pagado la "fianza espiritual" para darnos libertad y limpiarnos de todo pecado. Por eso hoy te digo: ¡Gracias por tu redención Señor Jesús! Amén.
 


Juan Manuel Lamus O.