lunes, 24 de noviembre de 2014

DEVOCIÓN

 

DEVOCIÓN

 

JUAN 12:1-8 Seis días antes de que comenzara la celebración de la Pascua, Jesús llegó a Betania, a la casa de Lázaro, el hombre a quien Él había resucitado. Prepararon una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro estaba entre los que comían con Él. Entonces María tomó un frasco con casi medio litro de un costoso perfume preparado con esencia de nardo, le ungió los pies a Jesús y los secó con sus propios cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume. Sin embargo, Judas Iscariote, el discípulo que pronto lo traicionaría, dijo:

-       Ese perfume valía el salario de un año. Hubiera sido mejor venderlo para dar el dinero a los pobres. 

No es que a Judas le importaran los pobres; en verdad, era un ladrón y, como estaba a cargo del dinero de los discípulos, a menudo robaba una parte para él. Jesús respondió:

-       Déjala en paz. Esto lo hizo en preparación para mi entierro. Siempre habrá pobres entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. (N.T.V.)

 

©      Por devoción y amor, ungido para la sepultura.

Imagine esta escena. Una mujer llega a la iglesia con una hermosa colección de ropa costosa que vale millones de pesos, y dice:

-       "Quiero ofrendar la venta de esta ropa al Señor".

Después, mientras la gente asiente, la deja caer al piso y le prende fuego.

Usted pensaría probablemente: ¡Qué desperdicio!

 

Así es como reaccionaron los discípulos cuando María de Betania ungió los pies de Cristo con todo un frasco de perfume. Por casi tres años, los discípulos se habían sostenido con la ayuda económica de mujeres ricas y de otras personas generosas. Y este frasco valía alrededor del salario de un año de un trabajador del campo. El producto de su venta podría haber suplido las necesidades de Cristo y de sus seguidores durante varias semanas. Judas criticó el aparente desperdicio y los otros discípulos se sumaron al regaño a María. Pero su uso del perfume no había sido un error. El Señor Jesús dijo:

-       Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.

(Mateo 26:12).

Al utilizar todo el contenido del frasco, María liberó una fragancia tan irresistible, que llenó toda la casa. Cada respiración que hacían los huéspedes les recordaba lo extravagante y al parecer lo imprudente que había sido su regalo.

Desde el tiempo de María de Betania hasta la actualidad, el llamado de Dios ha inspirado siempre a sus seguidores a actuar de maneras que otros no entienden.

©      ¿Qué le ha llamado Dios a hacer como expresión de su devoción y amor por Él?

 

CONFESIÓN DE FE:

PUEDE QUE OTROS NO ENTIENDAN MI MANERA DE ACTUAR CONFORME A LOS PRINCIPIOS Y VALORES DE DIOS, PERO AL HACERLO, SE QUE LIBERO LA FRAGANCIA DE JESUCRISTO PARA TODOS LOS QUE ENCUENTRO PARA ÉL (2 CORINTIOS 2:15).

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Eyon, Dios Altísimo (Génesis 14:18). Soberano Dios, el único digno de ser supremamente exaltado eres Tu mí amado Señor y Salvador. Es por eso que hoy vengo a Tu Presencia con la firme intención, y como expresión de mi devoción y amor por Ti, a derramar toda mi vida a Tus pies, para exaltar Tu Poderoso Nombre y perfumar Tu trono con mi adoración, como lo hizo María de Betania, y que de esta forma esa fragancia alcance a todo aquel que está en mi rededor y puedan experimentar Tu maravillosa Presencia en sus vidas. Gracias mi Señor, Dios Altísimo, por Tu sacrificio redentor en la cruz del calvario, para el perdón total y definitivo de mis pecados. Amén.


Juan Manuel Lamus O.