jueves, 28 de febrero de 2019

¿TIENES?

 

HECHOS 20:32-35 Y ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, que tiene poder para edificarlos y darles una herencia junto con todos los que él ha consagrado para sí mismo. Yo nunca he codiciado la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes saben que mis dos manos han trabajado para satisfacer mis propias necesidades e incluso las necesidades de los que estuvieron conmigo. Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: "Hay más bendición en dar que en recibir". (NTV)

 

¿Qué tienes para dar? ¿Cuál es tu actitud cuando ves que alguien necesita de tu ayuda? El pasaje de la palabra de Dios que estudiamos hoy nos menciona que Jesús dijo:

"Hay más bendición en dar que en recibir".

 

Es verdad que a veces nos cuesta brindarnos a ayudar al que lo necesita porque tal vez no tenemos los recursos suficientes para hacerlo; pero debemos entender que no todo se trata de dinero y aunque la mayoría de las cosas se enfoquen en ello, existen problemas que ni con todo el oro del mundo se pueden solucionar. Si volvemos a la Palabra, nos dice que cuando Pedro y Juan se dirigían hacia el templo vieron junto a la puerta a un hombre lisiado de nacimiento que pedía limosna. Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, extendió su mano esperando recibir algo de ellos. Mas Pedro dijo:

-       No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.  (Hechos 3:6)

 

¿Cuántas veces nos hemos sentido impotentes ante la necesidad de otros, sabiendo que nuestros recursos no eran lo suficientemente útiles?

¡Tranquilo! El dinero no es lo único que necesitas para ayudar a tu prójimo. Pedro no necesitaba bienes materiales para suplir la necesidad de esta persona, fue suficiente una palabra poderosa que salió de sus labios para que él recibiera más de lo que un cojo podría soñar. Dios quiere usar tu vida para bendecir a otros, si hoy no cuentas con recursos suficientes puedes hacerlo de muchas otras formas: empezando por una sencilla oración, dando palabras de aliento, una visita con amistades, etc. Tomemos en cuenta que siempre pasaremos por los dos papeles, el de necesitados, pero también el de ayudadores, y como hijos de un gran Dios tenemos algo más importante que el dinero, se trata de su Presencia, el poder y la autoridad que se nos ha dado para romper cadenas, sanar, liberar y restaurar; hay quienes necesitan ayuda no tanto material sino espiritual y esa debe ser nuestra especialidad.

 

No te limites en el momento de ayudar, porque para brindarle la mano al necesitado no hace falta tener dinero, basta con tener al Espíritu Santo.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO QUE GRACIAS AL ESPÍRITU SANTO MIS RECURSOS ESPIRITUALES SON MAS QUE SUFICIENTES PARA PODER AYUDAR A MIS SEMEJANTES, ASÍ QUE NO ME LIMITARÉ AL MOMENTO DE AYUDAR PUES SU PRESENCIA Y SU PODER ESTÁN CONMIGO.

 

ORACIÓN:

Espíritu Santo de Dios, Parákletos, El Ayudador Divino (Juan 14:26). Espíritu santo de Dios, infinitas gracias quiero darte hoy por ser mi Ayudador Divino, por tu poder y tu Presencia en mi vida y por tus grandes enseñanzas. En tu palabra dice que es mejor dar que recibir y yo lo creo, pues confío en ella plenamente; por esto te pido que pongas sobre mí un manto de amor y bondad para con los demás, de manera que pueda derramar mi copa, la que tú has llenado plena y permanentemente, sobre ellos. Tus bendiciones son abundantes, no permitas que yo las retenga, y así poder vivir en el gozo de compartirlas. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tu ejemplo de dar con mucho amor y sin condición; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.