jueves, 15 de octubre de 2015

DOLOR

 

ISAÍAS 40:29-31 Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán. (N.T.V.)

 

©  El dolor no deforma, transforma.

Valió la pena sufrir dolores de parto, cuando al final se sostiene entre las manos una nueva vida que el existir de la madre, ha transformado.   Y el dolor que se experimenta en las pequeñas caídas cuando se dan los primeros pasos, se convierte en triunfo al lograr afianzar el caminar, luego poder correr, y quizás hasta en sueños volar.

 

Un fracaso asumido con madurez, puede en un principio doler; pero al superarlo, el alma se logra fortalecer; y más valiente se hace el ser humano ante cualquier reto que se le presente o ante los diferentes momentos que en su vida pueda tener. Los padres que tienen un hijo especial, sienten un dolor tan grande desde el primer momento, que pueden llegar a sentirse frustrados y pensar que no lo podrán superar; pero con el tiempo y asumido desde la fe, ese ser que en un comienzo causó dolor, se llegará a convertir en el más grande amor, y les enseñará a descubrir lo que realmente en la vida tiene valor.

El perder a un ser querido deja el corazón destruido, hasta que se logra ver la muerte desde los ojos de Dios, y el dolor se transforma en esperanza.  Esta tristeza que deja el vacío, nos enseña a valorar a quienes a nuestro lado han quedado, y que también son seres amados.

 

Si careces de algo, valoras más lo que tienes. Si sufres por alguien, llegas a amarlo más.  Si escoges el camino difícil, te haces más fuerte.  Si experimentas de cerca la muerte, aprendes a amar más la vida.  Si caes, adquieres destreza en levantarte, porque el dolor no deforma, sino que transforma. El dolor no deforma sino que transforma; es una gran verdad y eso lo sustentan quienes al sufrir, sienten que han crecido y se han fortalecido aún más. 

 

CONFESIÓN DE FE:

SABRÉ VALORAR LAS EXPERIENCIAS CAUSADAS POR EL DOLOR Y LAS TRANSFORMARE EN OPORTUNIDADES DE CRECIMIENTO; PUES ES VERDAD: EL DOLOR NO DEFORMA, TRANSFORMA.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Yahveh Elohim, el Señor Dios (Génesis 2:4). Mi amado Rey y Señor, Tú eres el Alfa y el Omega y Tú controlas el principio y fin de cada circunstancia de mi vida. Tú eres el Pan de Vida y yo puedo darme un banquete de tu alimento espiritual para mantenerme en completa paz. Tú eres mi Señor y mi Dios, por eso se que nunca llegaré a sufrir todo lo que tu pasaste por mí, así que te agradezco porque sabes cómo edificar mi vida con fortaleza y decisión, así que confiando y esperando en ti mis dolores y mis sufrimientos serán ladrillos de un edificio construido sobre la Roca Fuerte que eres Tu. Amén.


Juan Manuel Lamus O.