jueves, 30 de junio de 2022

IDENTIDAD

 

EFESIOS 1:3-8 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo. Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que Él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la Sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento. (NTV)

 

De cómo entender que nuestra identidad verdadera está en Jesucristo.

Cuando escucho decir a un creyente: "No soy más que un pecador", me dan ganas de decirle: ¡Eso es lo que usted era antes de conocer a Cristo!

 

Muchas personas se aferran a una visión de sí mismas como una versión remendada y ligeramente mejorada de su viejo "yo" de antes. La Biblia refuta esa opinión diciendo:

Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)

De hecho, según la Palabra de Dios, somos muy diferentes una vez que estamos completos en Cristo. La pregunta es si la persona confiará en lo que siente, o si creerá lo que Dios dice de ella. Su Palabra nos llama:

Santos (Efesios 4:12; Filipenses 4:21; Judas 3),

Discípulos (Mateo 28:19) y

Coherederos con Cristo (Romanos 8:17).

 

Si su propia opinión es que usted "no es más que un pecador", entonces no puede experimentar plenamente y disfrutar de su identidad en Cristo. Creer lo que Dios dice acerca de nuestro nuevo "yo" es una opción. Satanás conspira para convencer a los creyentes de que la Palabra de Dios no se aplica a ellos.

¿Sabía usted que las personas cautivas de la pobreza espiritual se alejan de las oportunidades para compartir el Evangelio y servir al Reino de Dios?

 

¡¡¡Es mucho más fácil llevar a la bancarrota espiritual a alguien

que ya piensa de sí mismo como "no más que un pecador",

que derrotar a un discípulo que sabe que Dios es su Padre que le ama!!!

 

Tenemos todos los motivos para mantener nuestras cabezas en alto, estar firmes y proclamar el Evangelio con valentía, ya que nuestra identidad está en Cristo Jesús.

 

CONFESIÓN DE FE:

MI VERDADERA IDENTIDAD ES DEFINIDA, NO POR MIS ACCIONES PASADAS, SINO POR CRISTO QUIEN ME COMPRÓ CON SU SANGRE, Y ME HA DADO UNA NUEVA E ÍNTIMA RELACIÓN CON DIOS PADRE.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elah Shmaya Varah, Dios del Cielo y de la Tierra (Esdras 5:11). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, hoy sé que Tú, El Todopoderoso, eres el que reina sobre todo el universo, y que no hay nada que no esté bajo tu poder. Por eso hoy vengo a tu presencia a darte gracias por la nueva identidad que me has dado por medio de tu gran sacrificio en la Cruz del Calvario, pues ya no soy más que un pecador, sino un discípulo tuyo, arrepentido de mis faltas, sí, pero también seguro de quien soy en Ti, una nueva criatura, a la cual se me ha dado la potestad de ser llamado hijo de Dios por medio de la fe. Gracias porque tu borraste mi pasado y así me brindas la oportunidad de una nueva, verdadera e íntima relación con Dios Padre, y la de predicar el Evangelio, que privilegio más grande me has otorgado Señor Jesús, gracias; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri