lunes, 11 de febrero de 2019

TEMPLANZA

 

HECHOS 24:13-16 Estos hombres no pueden probar las cosas por las cuales me acusan. Pero admito que soy seguidor de El Camino, al cual ellos llaman secta. Adoro al Dios de nuestros antepasados y firmemente creo en la ley judía y en todo lo que escribieron los profetas. Tengo la misma esperanza en Dios que la que tienen estos hombres, la esperanza de que Él resucitará tanto a los justos como a los injustos. Por esto, siempre trato de mantener una conciencia limpia delante de Dios y de toda la gente. (NTV)


©      De cómo volverse una persona paciente, capaz de controlar sus pensamientos, emociones y sentimientos, permitiendo que el Espíritu Santo actúe en su vida y se de así el fruto de la templanza.

 

Pablo demostró el poder de la paciencia cuando fue llevado a juicio ante Festo. En vez de dejar que los falsos argumentos de sus acusadores turbaran su tranquila conducta y afectaran su manera de pensar y sus sentimientos o emociones, el apóstol enfrentó con paciencia el proceso legal permaneciendo fiel al Señor. Se abstuvo de atacar a sus opositores o de denunciar la injusticia de las acusaciones. Su pacífica actitud encontró aceptación por parte del gobernador, y le dio la oportunidad de tener después una audiencia para presentarle el Evangelio (Hechos 24:24,25).

 

Debido a que nuestra "carne" se inclina hacia la impaciencia, necesitamos buscar al Espíritu Santo, por medio de la oración, y pedirle que tome el control de:

1.     Nuestros Pensamientos.

Para que quitemos nuestra atención de las circunstancias y la pongamos en Dios. El Espíritu Santo nos ayudará a tener la perspectiva correcta.

2.   Nuestras Emociones.

Si el Espíritu Santo controla nuestras emociones y reacciones, nos sentiremos más calmados. Entonces Él nos dará el poder para responder de una manera agradable a Dios y a los demás.

3.   Nuestras Palabras.

Es vital que le pidamos al Señor que nos ayude a controlar nuestras palabras. Una palabra adecuada puede calmar una situación; hablar en actitud defensiva o gritar airadamente puede empeorar la situación (Proverbios 15:18).

 

El Espíritu Santo responderá nuestras oraciones y nos dará lo que necesitemos. La paciencia requiere de templanza, dominio propio, y del deseo de agradar a Dios. Pablo tuvo necesidad de ambos cuando compareció ante Festo y el rey Agripa. A pesar de la injusticia se mantuvo firme, sin perder el control.

©      Imagine lo que Dios hará por medio de usted cuando crezca en la virtud de la paciencia y la templanza.

 

CONFESIÓN DE FE:

PRACTICARÉ PACIENTEMENTE LA TEMPLANZA, DE MANERA QUE SE CONVIERTA EN UNA DE LAS VIRTUDES QUE TRAIGAN BENEFICIOS EFECTIVOS PARA MI VIDA Y LA DE LOS QUE ME RODEAN, PERMITIÉNDOLE AL ESPÍRITU SANTO QUE ACTÚE EN MIS PENSAMIENTOS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El HaShamayim, Dios de los Cielos y la Tierra (Salmo 136:26). Mi amado Rey y Señor Jesús, Tú, el Fuerte has creado los cielos y la tierra. Tu Trono está en los cielos y reinas sobre las huestes celestiales, eres el soberano Rey del universo. Hoy vengo a tu Presencia implorando, suplicando por la paciencia y la templanza que me ayuden a mantenerme en autocontrol, que pueda yo tener el mismo dominio propio que tuvo Pablo sobre sus pensamientos y emociones, y que Tú has prometido como fruto del espíritu a los que en Ti creemos y en Ti confiamos. Gracias Señor Jesús porque no nos has dado un espíritu de cobardía sino de amor, de poder y de dominio propio, yo me apropio de esta promesa para mi vida; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!



Juan Manuel Lamus O.