GRANDIOSO PLAN
1 PEDRO 1:13-16 Así que preparen su mente para actuar y ejerciten el control propio. Pongan toda su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo. Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es Santo. Pues las Escrituras dicen: "Sean santos, porque Yo Soy Santo". (N.T.V.)
© El grandioso plan de Dios, nuestra santificación.
© "Sed santos, porque Yo Soy Santo". ¡Qué orden tan sobrecogedora!
Pero eso es exactamente lo que el Señor se ha comprometido a realizar en nuestras vidas, hacernos santos. Su grandioso plan puede resumirse en una palabra:
© Santificación.
Este es un proceso de tres etapas con el que nos aparta para Sus propósitos:
1. Salvación. La primera etapa se produce en el momento que somos salvos. Cuando Dios nos declara justos por medio de Jesucristo, nuestra posición es la de santos.
2. Evolución. La segunda etapa es una evolución en el crecimiento, al volvernos más y más en la práctica lo que ya somos, santos. Este proceso continuará toda nuestra vida terrenal. El Padre nos ha predestinado para ser hechos conformes a la imagen de su Hijo, y Él está trabajando continuamente para moldear nuestra conducta, carácter y manera de vivir. Aunque Dios es quien hace la transformación, nosotros tenemos cierta responsabilidad en el proceso, pues si no cooperamos con Él, el mundo nos consumirá y perderemos los grandes planes que Dios tiene para nosotros.
3. Perfección. La tercera etapa de la santificación es nuestra perfección final, cuando tendremos santidad absoluta. En nuestra muerte física, el alma y el espíritu son liberados del pecado; y en la resurrección, nuestros cuerpos serán hechos perfectos. Seremos perfectos, sin mancha, delante de Cristo.
Si pudiéramos echar un vistazo a lo que es la tercera etapa, nunca nos lamentaríamos ni nos quejaríamos por el difícil proceso de santificación que sufrimos ahora. Nuestros ojos estarían fijos en la meta y nuestra mayor motivación sería glorificar a Dios, sometiéndonos a Él a medida que nos transforma.
CONFESIÓN DE FE:
DECIDO MANTENERME FIRME EN EL PROCESO DE SANTIFICACIÓN QUE DIOS HA DISEÑADO PARA MI, PERMITIRÉ Y HARÉ MI PARTE PARA QUE SU GRANDIOSO PLAN DE TRANSFORMACIÓN DE MI VIDA LO GLORIFIQUE A ÉL EN PLENITUD.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Jehová Mekaddesh, Dios que nos santifica (Ezequiel 37:28). Dios y Señor mío, quiero darte gracias por poder ver, hablar, sentir y oír esta mañana, con mis cinco sentidos intactos, con todo mi amor y mi fe plena puesta en Ti, en Tu Hijo Jesús y en el Espíritu Santo. Soy bendito porque Tú eres un Dios comprensivo, misericordioso, contenedor, amoroso y de perdón. Tú has hecho tanto por mí, has producido un cambio tan grande en mí vida y continúas modificándome para que pueda llegar a ser un verdadero hijo Tuyo al santificarme, y aún sigues bendiciéndome cada día. Gracias mi señor y Salvador Jesucristo por Tu grandioso plan de santificación para mi vida. Amén.
Juan Manuel Lamus O.