miércoles, 27 de marzo de 2019

ENCAMINAR

 

HEBREOS 12:1-3 Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios. Piensen en toda la hostilidad que soportó por parte de pecadores, así no se cansarán ni se darán por vencidos. (NTV)

 

De cómo encaminar nuestra vida.

¿Ha sentido usted alguna vez como si hubiera perdido el rumbo?

Quizás iba muy bien, pero de repente, no estuvo seguro de qué camino tomar. De vez en cuando, todos enfrentamos circunstancias en las que nuestro sentido de dirección espiritual parece confuso.

 

Pero, afortunadamente, el pasaje que estudiamos hoy nos ofrece un plan claro para que encaminemos nuestra vida después de que hayamos dado pasos en falso:

1.     Primero, "despojémonos de todo peso". En otras palabras, debemos quitar cualquier cosa de nuestra vida cuyo peso nos esté agobiando como el estrés, la culpa, el temor, la vergüenza y el remordimiento.

2.  Segundo, "despojémonos… del pecado que nos asedia". ¿Se ha sentido alguna vez totalmente impotente a causa de su pecado? Cuando no se le presta atención al pecado, éste crece como una enredadera silvestre. El pecado puede empezar siendo pequeño, pero podrá apoderarse de usted si no extirpa su raíz temprano.

3.    Tercero, "corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante". Eso significa que debemos mantenernos enfocados, y si caemos, levantarnos otra vez, y avanzar. Con la determinación de un atleta olímpico, seguimos adelante con nuestra mirada en la meta, a pesar de los obstáculos y las distracciones.

 

Pero, aun cuando nos sintamos perdidos, podemos estar seguros de que Dios tiene un plan específico para nuestra vida. Él sabe dónde hemos estado, dónde estamos ahora y hacia dónde nos dirigimos.

La ruta ha sido puesta delante de nosotros, y el Señor Jesús se encuentra esperando en la línea de llegada.

 

CONFESIÓN DE FE:

ENCAMINARÉ MI VIDA CON SUMO CUIDADO, DISCIPLINA EN EL ENTRENAMIENTO Y LA FE PUESTA EN JESÚS, QUIEN ME HA MOSTRADO LA RUTA Y ME ESPERA CON EL PREMIO FINAL.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Rohi, El Señor nuestro Pastor (Salmo 23:1). Mi amado Rey y Señor Jesús, eres Dios que protege, provee, dirige, guía y cuida a su pueblo, nos cuidas tiernamente como un pastor poderoso y paciente, y sé que has venido a encaminarnos en la ruta perfecta de la vida. Gracias quiero darte hoy pues tú eres esa ancla maravillosa que nos mantiene en equilibrio y plantados en la gloriosa vida que nos ofreces, de abundancia y dignidad. Ayúdanos a entender y poder detectar las cosas que en nuestro diario vivir nos apartan de Ti, para que podamos desecharlas y encaminarnos hacia el objetivo; el camino correcto, la verdad y la vida por medio de tu amado hijo Jesucristo. Sé que la disciplina de buscar en tu Palabra el apoyo y la instrucción necesaria para esto es indispensable, así que te pido que me hagas un esforzado y valiente corredor, con la vista, la confianza y la fe puestas solo en Jesús; he orado en Su Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.