miércoles, 8 de abril de 2020

LA ÚLTIMA CENA

🍞 EL PAN 🍞

 

JUAN 6:30-35

Si quieres que creamos en Ti, le respondieron, muéstranos una señal milagrosa.

¿Qué puedes hacer? Después de todo, ¡nuestros antepasados comieron maná mientras andaban por el desierto! Las Escrituras dicen: "Moisés les dio de comer pan del Cielo". Jesús les respondió:

-      Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio el pan del Cielo, fue mi Padre.

-       Y ahora Él les ofrece el verdadero Pan del Cielo, pues el verdadero Pan de Dios

es el que desciende del Cielo y da vida al mundo.

-      Señor, le dijeron, danos ese pan todos los días.

Jesús les respondió:

-      Yo Soy el Pan de Vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre;

el que cree en mí no tendrá sed jamás.

(NTV)

 

Durante miles de años, el pueblo judío había tenido un conjunto de instrucciones especiales para su evento más importante del año, la Pascua.

 

Rebosante de drama y de intensidad, la Pascua incluía un orden de palabras, símbolos, alimentos, sabores, olores y rituales cuidadosamente preparados. Por tanto, si el padre de la familia se salía de lo pautado mientras dirigía la comida pascual, todos los presentes lo notarían de inmediato.

 

Y eso es exactamente lo que sucedió esa noche cuando el Señor reunió a sus discípulos al aproximarse a su muerte.

Esa noche comenzó como la de una típica comida de la Pascua; estaban celebrando la cena de la misma manera que los judíos habían hecho durante siglos, hasta que Jesús se salió de lo acostumbrado y comenzó a hablar de Sí mismo.

En el momento en el que Jesús tomó el pan de la Pascua en sus manos, dijo algo absolutamente sorprendente:

 

"Tomen; coman. Esto es mi Cuerpo"

(Mateo 26:26 RVA'15)

 

La Pascua tenía que ver básicamente con la liberación de un pueblo en particular, los judíos, de la esclavitud a la libertad verdadera.

 

Pero toda la historia de la Biblia apuntaba a una liberación aun más profunda de una servidumbre más trágica, la liberación del pecado de toda la humanidad.

 

Mientras sostenía el pan en sus manos, Jesús anunció tranquilamente que Su Cuerpo partido sería la única fuente de esa profunda y universal salvación y libertad.

 

"Esto es mi Cuerpo, el cual es entregado por ustedes"

(Lucas 22:19 NTV)

 

Algunos historiadores de la iglesia llaman a esta frase "las palabras de institución", porque nuestro Salvador estaba instituyendo o inaugurando un nuevo capítulo en la historia acerca de Dios y del género humano.

 

Pero notemos que Jesús se apartó de la tradición para que supiéramos que este nuevo capítulo vendría por medio de su iniciativa, no de la nuestra.

 

Aun cuando Él estaba siendo entregado a la muerte, nuestro Señor Jesús, estuvo actuando misericordiosamente para salvarnos, perdonarnos y bendecirnos. En cada paso, es Jesús quien lo da.

 

Jesús escribe, o modifica, lo establecido, nos da la Cena del Señor,

una comida para que la tengamos juntamente con Él, con Aquel que dijo:

 

¡¡¡YO SOY EL PAN DE VIDA!!!

 

Y con un simple trozo de pan, Jesús declara cómo viene la salvación,

no por nuestros esfuerzos, sino por su gracia;

no como un proyecto humano, sino como un regalo Divino

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti,

y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida,

y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud

y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.