lunes, 2 de junio de 2014

¿AVERGONZADO?

¿AVERGONZADO?

 

FILIPENSES 1:20,21 Tengo la plena seguridad y la esperanza que jamás seré avergonzado, sino que seguiré actuando con valor por Cristo, como lo he hecho en el pasado. Y confío en que mi vida dará honor a Cristo, sea que yo viva o muera. Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor. (N.T.V.)

 

©      En nada seremos avergonzados cuando estamos con Cristo.

Hoy por la mañana estuve meditando en este pasaje y dije dentro de mí:

El anhelo de Pablo es también el mío, porque hoy no quiero ser avergonzado en nada. 

Sé que la vida trae para mi oportunidades que parecen buenas, agradables, prosperas y hasta fáciles pero que a la postre pueden avergonzarme y hoy no quiero tomar ese camino.

 

Sé que me sentiré hoy avergonzado si no cedo al Señor toda mi vida, si reservo para mí una partecita de mi vida o una parte de mi corazón entonces llegará el momento cuando me sentiré avergonzado.  Hoy mi propósito final es que todo mi ser sea para su mayor exaltación y lo mejor de mí para su gloria.

 

©      ¿Cómo podemos alcanzar en este día el nivel de entrega total al Señor?  

©      ¿Tenemos que esperar que algo sobrenatural suceda?

©      ¿Necesitamos hacer largas oraciones o promesas cotidianas? 

©      ¿Acaso es un asunto de ser hoy más religiosos que el resto del año o quizá de nuestra vida? 

No,  esto sólo lo alcanzaremos cuando entendamos que esto es un asunto de voluntad, no es un asunto de religiosidad, pensamiento nuevo y penitencias.

Necesitamos entregar nuestra voluntad al Señor y emprender el camino firme de entrega a Él, recordando que Él primero se entregó por nosotros y ahora espera que nos entreguemos a Él.  Es una entrega total, absoluta e irrevocable de la voluntad.  Cuando le entregamos la voluntad a Él ya no queda nada para nosotros y todo le pertenece a Él. 

 

Los peores enemigos en esto de entregar nuestra voluntad son el egoísmo, la autocomplacencia y la terquedad.  Tal vez muchas veces hayamos discutido con el Señor cuando nos pide una entrega completa, y en esas discusiones con Él nos vestimos de religiosidad, de buena voluntad y de comprensión por otros en nuestra necedad de entregarle la voluntad y el control de nuestras vidas. 

 

CONFESIÓN DE FE:

YA NO VOY A LUCHAR MÁS, TOMO LA DETERMINACIÓN DE ENTREGARLE MI VOLUNTAD Y ASÍ TODA MI VIDA LE PERTENECERÁ Y VIVIRÁ PARA ÉL Y ENTONCES PODRÉ DECIR COMO EL APÓSTOL PABLO, "EN NADA SERÉ AVERGONZADO".

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Chaiyai, Dios de mi Vida (Salmo 42). Mi Señor y Dador de Vida, Tu, El Fuerte, eres la fuente de toda vida, y das vida, incluyendo la vida eterna. Gracias Dios mío, por darme esta hermosa oportunidad de caminar en tu voluntad y en tu presencia, gracias porque solo Tú eres  bueno.  Gracias mi señor y Salvador Jesucristo por darme la oportunidad en este día de entregarte mi voluntad y ser tuyo en el 100 % de vida, y así en nada ser avergonzado pues te pertenezco totalmente. Amén.

 
Juan Manuel Lamus O.