jueves, 23 de marzo de 2023

ENEMIGOS DE LA KOINONÍA

 

SALMO 143:8,9 Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable, porque en Ti confío. Muéstrame por dónde debo andar, porque a Ti me entrego. Rescátame de mis enemigos, Señor; corro a Ti para que me escondas. (NTV)

 

De los enemigos que pueden convertirse en piedra de tropiezo para la koinonía con Dios y con nuestros semejantes. ¡Hoy Dios librará mi vida de esos enemigos!

 

Existen muchos enemigos que pueden rodear nuestra vida y tratar de quitarnos

la libertad interrumpiendo la relación con Dios y con nuestros semejantes,

pero también debemos saber que…

¡¡¡El Señor nos puede librar de esos enemigos!!!

 

Estos son los 4 principales enemigos de la koinonía: el temor, la culpabilidad, la inferioridad y el odio.  

 

Ellos son terribles verdugos que quieren oprimir nuestra alma:

1.     El Temor. Del primero de ellos el pastor y profeta Harry Emerson dijo: "Es de primordial importancia al tratar el temor, sacar a la luz el objeto de nuestros temores y encararlo francamente".  La vida humana está llena de temores secretos que se esconden en los desvanes y rincones oscuros de la personalidad.

2.    La Culpabilidad. En cuanto a la culpabilidad, si es por haber pecado, el mejor remedio es pedir perdón porque muchas veces se ha estado dolorosamente turbado, por lo que, con enorme descortesía se llama mala conciencia, siendo que en realidad se trata de una conciencia que cumple tan bien con su deber que torna incómoda toda la casa.

3.    La Inferioridad. En cuanto a la inferioridad necesitamos recordar las palabras del autor Norman Vincent Peale quien dijo: "Un sentido de inferioridad e impotencia interfiere el logro de sus esperanzas, pero una confianza en sí mismo conduce a una realización personal y un exitoso resultado.  Es terrible pensar cuán elevado es el número de personas que se frustran y se sienten miserables debido a la enfermedad que popularmente se llama complejo de inferioridad".  Y hoy el Señor quiere y puede librarnos de este enemigo.

4.   El Odio. El Dr. Peale dijo también acerca de esto: "Toda persona razonable que considere con detenimiento el asunto se percatará de que los médicos están en lo cierto cuando dicen que el resentimiento, el odio, el rencor, la mala voluntad, los celos, el ser vengativo, son actitudes que producen la enfermedad.  Cuando usted tiene un ataque de ira, siente aquella aguda sensación en el estómago".  Las reacciones químicas que se desencadenan en el organismo debido a los estallidos emocionales afectan nocivamente la salud del individuo.  Si este estado de cosas perdura bien sea en forma violenta o bien en forma constante, se dará un deterioro en las condiciones generales del organismo.  Definitivamente la falta de perdón es causa de enfermedad, ruina y muerte espiritual, por ello el Señor hoy quiere librarnos de ese enemigo también, y para eso debemos asumir el perdón como parte esencial de nuestro estilo de vida.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE EL SEÑOR ME PUEDE LIBRAR DE ESOS ENEMIGOS QUE QUIEREN INTERPONERSE PARA QUEBRANTAR MI RELACIÓN CON ÉL Y CON MIS SEMEJANTES, ASÍ QUE NO PERMITIRÉ QUE ELLOS ME ROBEN LA PAZ Y LA LIBERTAD PARA DESARROLLAR LA KOINONÍA CON AMBOS.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Sabaot, Dios de los Ejércitos (2 Samuel 5:10). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, hoy estoy plenamente convencido de que Tú eres el fuerte, el más poderoso guerrero que existe, y el comandante en jefe de los ejércitos del Cielo y de tu pueblo acá en la Tierra. Por todo esto quiero darte gracias hoy, y porque de esa manera, y con base en esas virtudes, me puedes librar hoy mismo de los cuatro enemigos de la relación contigo y con mis semejantes. Definitivamente tu amor es incomparable, no hay nadie que pueda prodigarlo de la manera que Tú lo haces y sé que al apropiarme de esa promesa que me ofrece libertad, puedo desarrollar la koinonía necesaria para conocerte más y compartir plenamente con mis semejantes. Gracias mi Señor y Salvador Jesús, he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri