lunes, 30 de julio de 2018

¡CLAMAMOS!

 

SALMO 57:1-3 ¡Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia! En Ti busco protección. Me esconderé bajo la sombra de tus alas hasta que haya pasado el peligro. Clamo al Dios altísimo, a Dios, quien cumplirá su propósito para mí. Él mandará ayuda del Cielo para rescatarme, y avergonzará a los que me persiguen. Mi Dios enviará su amor inagotable y su fidelidad. (NTV)

 

♥ Cuando clamamos a Dios.

Clamar a Dios es la reacción instantánea a una necesidad urgente. Se diferencia de la oración normal, que involucra períodos de adoración, peticiones e intercesión; esta llamada angustiada se concentra en una dificultad. El problema puede ser una noticia desgarradora, una situación peligrosa, el dolor físico o la perturbación espiritual. Cualquiera que sea la causa, buscamos el alivio inmediato de Dios.

 

Al igual que Pedro, mientras se hundía en el mar, decimos: 

♥ "¡Señor, sálvame!" (Mateo 14:30). 

Clamamos con desesperación cuando recibimos malas noticias, porque reconocemos que solo Dios tiene el poder de cambiar las circunstancias. Si estamos caminando obedientemente con Él, sustituirá al temor con valentía y confianza. Un grito de auxilio dirigido al Padre Celestial tiene sus raíces en la fe de que Él responderá con una dirección clara. Éxodo 17 detalla la manera en que el Señor demostró su fidelidad en Horeb. Cuando los errantes israelitas se quejaron de nuevo contra su líder, esta vez por su sed, Moisés clamó a Dios: 

♥ "¿Qué haré con este pueblo?" (Éxodo 17:4). 

El Señor respondió al instante con una solución que satisfizo tanto la sed de los israelitas como la desesperación de Moisés.

 

Ya sea que nos estemos hundiendo en un mar de sufrimiento, o buscando con desesperación un sorbo del agua de vida de Dios, el Señor oye nuestras súplicas. Y nos dice de nuevo: 

♥ "Me invocará, y le responderé; Yo estaré con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré" (Salmo 91:15 LBLA).

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE PUEDO CLAMAR, IR DELANTE DEL TRONO DE AQUEL QUE ES MI PODEROSO PROTECTOR, QUE TIENE EL PODER Y EL DESEO DE LLEVAR A CABO TODO LO QUE YO NECESITE.

 

ORACIÓN:

Padre Santo que estás en el Cielo, El Sali, Dios es mi Roca (Salmo 62:7). Mi Dios y Señor, grande en misericordia, Dios Todopoderoso, nuestro Refugio y Protector, Gobernante Supremo de todo el universo, Altísimo y lleno de sabiduría eres tú. Gracias quiero darte hoy porque puedo invocar tu Nombre, que está lleno de atributos, para ayudarme en todas mis necesidades, protegerme cuando surgen las dificultades y rodearme de tu amor y tu verdad, interviniendo a mi favor cuando los enemigos quieren atacarme. Qué más podría yo pedir, sino más bien dar infinitas gracias por todos estos beneficios, de los que puedo gozar solo por creer y confiar en Ti plenamente. Gracias Espíritu Santo por ser mi Señor, Protector, Ayudador y Consolador en toda circunstancia y lugar. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.