sábado, 19 de abril de 2014

ASÍ FUE COMO PAGÓ EL PRECIO

 

ASÍ FUE COMO PAGÓ EL PRECIO

 

Había una vez un hombre llamado Jorge Thomas, pastor de una pequeña iglesia en un pueblo.  Una mañana de Domingo de Pascua llegó a la iglesia cargando una jaula para pájaros oxidada, doblada y vieja, y la puso en el púlpito.

 

Todas las miradas se fijaron en la jaula, y el Pastor Thomas dijo:  

-       Ayer, caminando por el pueblo vi a un muchacho que venía a mi encuentro con esta jaula para pájaros. Dentro de la jaula había tres pajaritos temblando de frío y de miedo. Me paré y le pregunté:

-       ¿qué llevas allí hijo?

-       Solamente estos pájaros viejos. Contestó.

-       ¿y qué vas a hacer con ellos?, pregunté.

-       Los llevaré a casa y me divertiré con ellos. Contestó.  Los voy a molestar y a halar de las plumas para hacerlos pelear. Me voy a divertir mucho.

-       Pero tarde o temprano te vas a aburrir de esos pájaros y cuando eso suceda, ¿qué vas a hacer?

-       Ah, tengo algunos gatos, dijo el muchacho.

-       Se los llevaré. A ellos les gustan los pájaros.

 

El pastor hizo silencio por un momento y luego dijo:

-       ¿Cuánto quieres por esos pájaros hijo?

-       ¿Por qué?, Usted no los quiere señor. Son unos pájaros viejos.  No cantan, ni siquiera son bonitos.

-       ¿Cuánto quieres por ellos? pregunté nuevamente.

 

El muchacho miró al pastor para ver si estaba loco y le dijo:

-       ¿Le parece U$10 dólares?

 

El pastor se metió la mano en el bolsillo y sacó un billete de U$10 dólares y lo colocó en la mano del muchacho. En un segundo, el muchacho se había ido.  El pastor recogió la jaula y suavemente la llevó hasta el campo donde había un árbol y un lugar con césped.  Puso la jaula en el suelo, abrió la puerta, y con un suave toque en los barrotes, hizo que los pájaros salieran, liberándolos.

 

©      Eso explicaba la jaula vacía encima del púlpito y el pastor empezó a contarles esta otra historia:

Un día Satanás y Jesús estaban conversando. Satanás acababa de ir al Jardín del Edén, y estaba mofándose y riéndose diciendo:

-       Sí Señor. Acabo de apoderarme del mundo lleno de gente de allá abajo. Les tendí una trampa, usé cebo que sabía que no podrían resistir. Cayeron todos.

-       ¿Qué vas a hacer con ellos? Preguntó Jesús.

-       Ah, me voy a divertir con ellos. Respondió Satanás.

-       Les enseñaré cómo casarse y divorciarse, cómo odiar y abusar uno del otro, a beber y fumar y por supuesto, les enseñaré a inventar armas y bombas para que se destruyan entre sí. 

-       ¡Realmente me voy a divertir!

-       ¿Y qué harás cuando te canses de ellos? Le preguntó Jesús.

-       Ah, los mataré. Dijo Satanás con la mirada llena de odio y orgullo.

-       ¿Cuánto quieres por ellos? Preguntó Jesús.

-       Ah, Tú no quieres a esa gente. Ellos no son buenos.

-       ¿Por qué los querrías tomar? Tú los tomas y ellos te odian. Escupirán a tu rostro, te maldecirán y te matarán.

-       ¡Tú no quieres a esa gente!

-       ¿Cuánto quieres? Preguntó nuevamente Jesús.

 

Satanás miró a Jesús y sarcásticamente respondió: 

-       Toda tu sangre, tus lágrimas, y tu vida.

Jesús dijo:

©      ¡Hecho!

 

¡¡¡Y así fue como Jesús pagó el precio!!!

 

El pastor tomó su jaula. Se dirigió hasta la puerta, la abrió y se alejó.

(Autor Desconocido)

 

CONFIANZA:

©      La oración no puede ser una cosa duradera si no se apoya en la fe. 

©      El amor de Dios para nosotros es un amor infinito y, si acudimos a la puerta de ese amor infinito, la vamos a encontrar abierta. 

©      Para que la confianza brote con toda su seguridad y toda su paz, es preciso que el corazón esté fijo en la Voluntad de Dios y no sea juguete de nuestras pasiones.

©      El cumplimiento de la Voluntad Divina debe ser el norte de nuestra oración; cuando no lo es, la aguja del alma anda inquieta y sin seguridad. 

©      Hay que pedir, pero hay que pedir sin que ello rompa la subordinación y la confianza absoluta y el abandono completo que el hombre ha de tener en las manos de Dios. 

©      Lo que no admite vacilaciones ni dudas es que nuestra perseverancia final está en manos de Dios y la debemos suplicar con oraciones humildes y constantes.

©      Amén.

 

JUAN 3:16

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. (V.R.V.)

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad

 


Juan Manuel Lamus O.