viernes, 6 de enero de 2023

¿CONVICCIONES O PREFERENCIAS?

 

DANIEL 1:6-8 Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron cuatro de los jóvenes seleccionados, todos de la tribu de Judá. El jefe del Estado Mayor les dio nuevos nombres babilónicos: A Daniel lo llamó Beltsasar. A Ananías lo llamó Sadrac. A Misael lo llamó Mesac. A Azarías lo llamó Abed-nego. Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor para no comer esos alimentos inaceptables. (NTV)

 

De la diferencia en los resultados de vivir por convicciones o por preferencias.

(Leer Daniel 1 y 3 Completos)

 

Antes de convertirse en el decimosexto presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, cuya integridad es legendaria, pronunció un discurso en contra de los consejos de sus amigos. En gran parte debido a ese discurso, perdió las elecciones de 1858 al Senado. Pero él dijo con total convicción y por encima de lo que prefería:

"Si se decreta que yo baje por este discurso, que baje ligado a la verdad".

 

Todos admiramos a los hombres y mujeres de convicción. Tenemos una conciencia innata e ineludible de que debemos defender algunas cosas sin importar lo que cuesten. Sin embargo, para cubrir nuestra propia pobreza interior, a menudo nos reímos con desdén de aquellos que arriesgan mucho por el bien de una causa o por su integridad. Pero la convicción es esencial para vivir fielmente, edificar el carácter, santificar, lealtad, integridad y fidelidad a Dios. Si nos comprometemos y fallamos está directamente relacionado con la fuerza de nuestras convicciones. A menudo pensamos que la fuerza de convicción surge solo cuando todo está en juego, tal vez incluso cuando nuestra salvación eterna está en juego, pero al pensar así, cometemos un grave error. La fuerza de la convicción en las cosas del día a día es el ejercicio mismo que determina si tendremos las convicciones necesarias cuando todo esté verdaderamente en juego.

 

Hoy en día en todo el mundo, ciertos acontecimientos están poniendo a los cristianos y al cristianismo más intensamente bajo la lupa del escrutinio oficial y de las personas. A medida que este escrutinio se intensifica, es posible que nuestras convicciones sean severamente probadas, como ya lo han hecho otros, en ciertas áreas de creencias religiosas. Ese momento puede no estar muy lejos.

 

¡¡¡Una creencia ordenada por Dios se convierte en una convicción!!!

No es simplemente una cuestión de preferencias, sino una cuestión de

creer con todo nuestro corazón que Dios lo requiere de nosotros,

y si mantenemos nuestras convicciones como ordenadas por Dios,

resistiremos todas las pruebas

 

La historia de Sadrac, Mesac y Abed-Nego en Daniel 3 es útil en este punto, pero el preludio de esta crisis en el pasaje que estudiamos hoy revela por qué pudieron hacer lo que hicieron. Aunque la resistencia comenzó con Daniel, el versículo 12 muestra que los cuatro jóvenes estaban involucrados, unidos con el propósito de tener cuidado en obediencia a Dios. Ahora leamos Daniel 3:16-18:

 

Sadrac, Mesac y Abed-nego contestaron: Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado. (NTV)

 

Los tres jóvenes, los hombres, se negaron rotundamente, pero cortésmente, a obedecer al rey. ¿Dónde estaban los otros hebreos que Nabucodonosor había traído de regreso a Babilonia? La Biblia implica que estaban besando la tierra, cumpliendo con el edicto del rey.

 

CONFESIÓN DE FE:

ME MANTENDRÉ FIRME PARA VIVIR POR CONVICCIONES Y POR ENCIMA DE MIS PREFERENCIAS, DE MANERA QUE CUANDO TOME LAS DECISIONES IMPORTANTES EN TODAS LAS ÁREAS DE MI VIDA, ESTÉN CENTRADAS EN LA VOLUNTAD DE DIOS Y EN MI INCONDICIONAL OBEDIENCIA A ELLA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Emet, Dios de la Verdad (Salmo 31:5). Mi Dios y mi Señor Jesús, yo estoy plenamente convencido que Tú, el Todopoderoso, eres la fuente última de la realidad, por lo que todo lo que se relaciona contigo es verdad y es real. Hoy quiero darte gracias por las convicciones que has impartido a mi nueva vida, pues en ellas puedo confiar para que en mi cotidianidad pueda tomar las mejores decisiones en todos los aspectos de mi vida. Ellas me aseguran también tu bendición, pero sobre todo la tranquilidad de que con base en lo que he podido aprender de Ti, puedo ser lleno de sabiduría, prudencia, rectitud, integridad y, sobre todo, mucho amor y convicción para vivir de la manera que Tú has determinado para los que en Ti creemos y en Ti confiamos, y no por preferencias. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri