sábado, 4 de julio de 2015

 

FELICIDAD, UNA TAREA POSIBLE

 

El otro día me encontré con un amigo que no veía hace años y junto con saludarme, me preguntó de buenas a primeras:

-       ¿Tú, has sido feliz?

-       Sí, a ratos, le respondí. 

Mi amigo, no conforme con la respuesta, insistió. 

-       ¿Has sufrido alguna desgracia?

-       Si, una que otra dificultad, le contesté.

-       Pero de cualquier forma la vida ha sido muy generosa conmigo.

Mi amigo cambió de tema y terminamos hablando de cualquier cosa, sin embargo, me dejó una inquietud que aún no resuelvo y quisiera compartir con ustedes:

 

©      ¿A qué nos referimos cuando hablamos de felicidad o de ser felices?

La felicidad no es sólo una respuesta a un momento de gloria o la suma de victorias y triunfos, sino al contrario, refleja muchas veces la ausencia de sufrimiento. Cualquiera que haya sufrido un tiempo largo conoce el alivio al momento de desaparecer el dolor, pero la euforia y el alivio sólo corresponden a dos polos de la felicidad, y entre ellas se encuentran todos los otros momentos cotidianos en los que, sin ser excepcionales, podemos sentirnos inmensamente felices.

 

©      Sentir alegría no es lo mismo que ser feliz.

La alegría es una emoción y, como tal, ocurre a cada instante; sin embargo, la felicidad es un sentimiento perdurable en el tiempo, que no corresponde necesariamente a los acontecimientos. Algunos confunden la felicidad con un estado de paz y tranquilidad, como una meta al final del trayecto o un premio a los justos, pero es mucho el tiempo de espera.

 

©      Un sicólogo planteó que la felicidad está relacionada con las expectativas de cada persona y su grado de satisfacción.

Pareciera que donde todos coinciden es en la actitud necesaria para disfrutar de la felicidad, una predisposición biológica al optimismo y la templanza para resolver las dificultades. 

 

Pero más que todo lo anterior y algo que yo creo ciegamente, es que la felicidad aparece cuando dejamos de buscarla y es la recompensa natural a lo que entregamos de nosotros mismos.

 

1 TIMOTEO 6:6,7  

Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. (N.T.V.)

 

¡¡¡Ser feliz es posible, pues no es un sentimiento… es una decisión!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad

Juan Manuel Lamus O.