miércoles, 2 de noviembre de 2022

CONFESIÓN Y SEMEJANZA

 

2 PEDRO 3:17,18 Queridos amigos, ustedes ya saben estas cosas. Así que manténganse en guardia; entonces no serán arrastrados por los errores de esa gente perversa y no perderán la base firme que tienen. En cambio, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria ahora y para siempre! Amén. (NTV)

 

De la importancia de crecer en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y confesar a Él nuestros pecados, con la firme intención y el propósito de ser semejantes a Él.

 

¡¡¡Dios tiene un plan para cada creyente, y la Salvación es solo el primer paso!!!

Pero, Él quiere que sus hijos desarrollen una estrecha similitud familiar, y

el Espíritu Santo está a cargo de transformar a cada uno a semejanza de Cristo

 

En el momento que confiamos en Cristo como Salvador personal, nacemos de nuevo y nos convertimos en bebés recién nacidos en un sentido espiritual. Una característica de un recién nacido es su ansia por la leche, y lo mismo es cierto espiritualmente. Los nuevos creyentes necesitan el alimento continuo de la Palabra de Dios para crecer en santidad, gracia y conocimiento de Cristo. Es así como, al leer y meditar en las Sagradas Escrituras, el Espíritu Santo reemplaza nuestros antiguos pensamientos y deseos por una mentalidad centrada en Dios y en nuevos anhelos de santidad. En vez de vivir para complacernos, nuestro deseo será glorificar a Dios mediante la obediencia.

 

Sin embargo, también es cierto que como cualquier niño en crecimiento, tropezaremos de vez en cuando al ceder a la tentación, pero la buena noticia es que nuestro Padre Celestial nos ha dado el privilegio de la limpieza por medio de la confesión de los pecados (1 Juan 1:9). Él también ejerce una disciplina amorosa revelando actitudes, conductas y prácticas que le desagradan. Su corrección es siempre para ejercitarnos y producir en nosotros el "fruto apacible de justicia" (Hebreos 12:11)

 

Dios promete que llegaremos a ser totalmente semejantes a Cristo el día que lo veamos en el Cielo. (1 Juan 3:1-3)

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE EN NINGÚN MOMENTO SOMOS ABANDONADOS O RECHAZADOS POR NUESTRO PADRE CELESTIAL, PUES ÉL VELA POR CADA PASO QUE DAMOS EN NUESTRO PROCESO DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL, ÉL ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES, NOS CONSUELA Y NOS ANIMA A AMAR Y OBEDECER SU PALABRA; ENTONCES ASÍ LO HARÉ, CON LA FIRME INTENCIÓN DE LLEGAR A SER CADA VEZ MÁS SEMEJANTE A JESÚS.

 

ORACIÓN:

Padre Santo que estás en el Cielo, Jehová Mekaddesh, el Señor que santifica, que nos hace santos (Levítico 20:7,8). Amado Dios y Señor mío, Jesucristo, me has dejado en claro que sólo Tú, no la ley, puedes limpiar a tu pueblo y hacerlo santo, por eso hoy me presento ante Ti, como uno de los escogidos para ser parte de tu pueblo, a pedirte desde los más profundo de mi corazón, que perdones todas mis faltas, hasta las que no sé que he cometido, para que yo crezca en la medida que Tú quieres y pueda llegar a la plenitud y la estatura de la persona perfecta, madura espiritualmente, a semejanza tuya, de manera que pueda también ayudar a otros a lograrlo. Gracias, mi amado Señor y Maestro Jesús, porque tu mano estará siempre ahí para enseñarme y perdonarme, si confieso mi pecado y me arrepiento; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri