lunes, 23 de enero de 2017

ABATIMIENTO 2

 

SALMO 42:5-8 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! Mi alma está abatida dentro de mí. Por esto me acordaré de Ti en la tierra del Jordán y del Hermón, en el monte de Mizar. Un abismo llama a otro por la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. De día mandará el Señor su misericordia; y de noche su canción estará conmigo, la oración al Dios de mi vida. (R.V.A.'15)


©  De las claves para vencer el abatimiento.

Siempre que se sienta abatido, lo mejor que puede hacer es ir al libro de Salmos. En el pasaje que estudiamos hoy, el salmista pregunta:

©  "¿Por qué te abates, oh alma mía? (Vs.5).

 

Sorprendentemente, esta pregunta es el primer paso para vencer el desánimo, pero es muy importante mirar en los cuatro sentidos:

1. Mire hacia Adentro. Antes de enfrentar el desaliento, necesita saber qué lo está causando. Si no está seguro, pídale al Señor que le ayude a entender qué está pasando dentro de usted.

2. Mire hacia Arriba. El paso siguiente es levantar sus ojos al Señor y poner su esperanza en Él. Recuerde que el desánimo es común para todos en algún momento, pero no tiene que alojarse en nosotros. Después de un tiempo, volverá a alabar a Dios por la ayuda de su Presencia (Vs.5).

3. Mire hacia Atrás. El abatimiento es capaz de borrar de nuestra memoria todo lo bueno que el Señor ha sido con nosotros a lo largo de los años. Por eso, en vez de regodearnos en nuestro malestar presente, debemos hacer el esfuerzo de recordar el cuidado y la provisión de Dios en el pasado. Entonces, nuestra fe vencerá al desánimo (Vs.6).

4. Mire hacia Adelante. Los planes de Dios son buenos y podemos aguardar con esperanza lo que Él va a hacer en el futuro. Su misericordia nos ayudará en el día y traerá consuelo en la noche. Confíe en que Él hará que todo obre para nuestro bien (Vs.8).

 

Si su enfoque es correcto, usted responderá bien al abatimiento. Las circunstancias pueden hacerle pensar que Él se ha olvidado de usted, pero su Palabra promete que Él le ayudará y vendrá en su auxilio en el valle del abatimiento.

 

CONFESIÓN DE FE:

AUNQUE ME SIENTA SOLO, SÉ QUE JAMÁS LO ESTOY, MI DIOS SIEMPRE ESTARÁ ACOMPAÑÁNDOME, DIRIGIÉNDOME Y PROTEGIÉNDOME; LIBRÁNDOME DEL ABATIMIENTO EN LA MEDIDA QUE LO BUSCO Y LO DEJO ACTUAR EN MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Dios Todopoderoso, El HaMakom, Dios Omnipresente (Salmo 139:1-18). Mi amado Rey y Señor, hoy quiero darte gracias por tu Presencia permanente en mi vida, Señor, Tú me has examinado y sabes todo de mí, cuándo me siento y cuándo me levanto; aunque me sienta lejos de Ti, Tú conoces cada uno de mis pensamientos. Sabes para dónde voy y en dónde me acuesto, todo lo que hago y lo que voy a decir aun antes de que las palabras salgan de mi boca. Tú siempre estás a mi alrededor, delante y detrás de mí; siento tu mano sobre mí. Tu Espíritu me acompaña a todas partes; no puedo escapar de tu Presencia. Si subiera al cielo, allí estarías; si bajara a las profundidades de la tierra, allí estarías. Si fuera al oriente donde nace el sol, allí estarías; o al occidente, al fin de los mares, allí estarías, me tomarías de la mano y me conducirías; tu fuerte mano derecha me ayudaría. Gracias Espíritu Santo por tu ayuda y compañía permanentes. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.