martes, 28 de mayo de 2024

FE & OBEDIENCIA

 

SALMO 119:4-8 (NTV) Nos has ordenado que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos. ¡Oh, cuánto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos! Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida con tus mandatos. A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo. Obedeceré tus decretos; ¡por favor, no te des por vencido conmigo!

 

Confiar en Dios significa obedecerle completamente y sin condiciones.

 

¡¡¡La obediencia parcial sigue siendo desobediencia!!!

No podemos simplemente escoger qué decretos de Dios seguiremos;

pues la fe es confiar en Dios en los detalles y obedecer completamente,

no solo la porción que entendemos o la parte que tenemos ganas de hacer

 

☝🏼 Hay dos verdades importantes y claves que necesitamos entender relacionadas con los mandatos de Dios:

1.     El estándar de Dios sobre el bien y el mal nunca cambia. Si algo estaba mal hace 6.000 años, todavía está mal hoy. Las culturas cambian, las opiniones populares cambian, pero la verdad nunca cambia. La Verdad de Dios es eterna.

2.    La perspectiva de Dios es más grande que la suya. Dios ve lo que usted no puede ver. Es humanamente imposible ver hacia atrás antes de que comenzara el tiempo o avanzar hacia la eternidad o entender todo lo que, visible y/o invisible, está sucediendo a su alrededor.

 

📖 Entonces la verdad es que necesitamos confiar en Dios; bien dice su Palabra:

Tu trabajo no es decidir si esta ley es correcta o incorrecta, sino obedecerla. (Santiago 4:11 TLB)

 

La tentación más antigua no es la lujuria, o la venganza, o el asesinato, etc., es la de dudar de la Palabra de Dios. Satanás todavía está usando la misma mentira que le dijo a Eva: "¿Realmente Dios dijo que no comiera eso?" (Génesis 3:1 TLB); él la convenció de que sus deseos eran más importantes que los mandamientos de Dios.

Y es que vivir por fe se trata de confiar en Dios hasta en los detalles y obedecer completamente, no solo la porción que entendemos o la parte que tenemos ganas de hacer. La historia de Naamán en la Biblia ilustra la necesidad de una obediencia completa (2 Reyes 5). Naamán era el comandante del ejército sirio, pero también tenía lepra. Uno de sus siervos le dijo que el profeta Eliseo podía sanarlo. Cuando Naamán llegó a la puerta de Eliseo, el profeta no salió él mismo, en cambio, envió un mensajero que le dijo a Naamán que se sumergiera en el río Jordán siete veces. Naamán estaba enojado porque el profeta no le habló personalmente y sus instrucciones le parecían ridículas, entonces decidió regresar a casa, pero sus siervos lo convencieron de que no tenía nada que perder si hacía lo que Eliseo le dijo que hiciera. Y así Naamán fue al Jordán y se sumergió siete veces. ¡Y Dios lo sanó! Imagínese si Naamán se hubiera ido a casa enojado. Imagínese si solo se hubiera sumergido en el agua seis veces y luego hubiera decidido que Dios lo estaba haciendo parecer un tonto. Pero Naamán confió y obedeció a Dios completamente, y Dios lo sanó de su lepra.

 

Imagine lo que Dios hará en su vida cuando confíe en Él y le obedezca plenamente y sin condición, con todo su corazón.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE LA OBEDIENCIA TIENE MUCHO QUE VER CON LA FE, CON LA CONVICCIÓN QUE TENGO DE QUE DIOS SIEMPRE QUIERE LO MEJOR PARA MÍ, Y QUE POR ESO SUS DECRETOS ME PROTEGEN Y ME DIRIGEN A LA VICTORIA EN TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS DE MI VIDA, ENTONCES CREERÉ Y OBEDECERÉ COMPLETAMENTE Y SIN CONDICIONES.

 

ORACIÓN:

Dios Todopoderoso y Sublime, Jehová Osaynu, El Señor nuestro Hacedor (Salmo 95:6). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, yo reconozco que Tú eres mi Creador, así que mereces todo lo que tengo y todo lo que soy. Gracias quiero darte hoy por tu infinita sabiduría y amor, pues Tú me guías con mano Sabia y Santa, y por eso puedo estar totalmente confiado en tu buena, perfecta y agradable voluntad para mi vida, entonces me hago obediente a Ti sin condición y reconociendo mi necesidad de conocerte cada día más para lograr éxito en todo. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesucristo por tu amor inagotable y tu fidelidad; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri