OFRECER ALIENTO
1 TESALONICENSES 5:9-11…14 Pues Dios escogió salvarnos por medio de nuestro Señor Jesucristo y no derramar su enojo sobre nosotros. Cristo murió por nosotros para que, estemos vivos o muertos cuando regrese, podamos vivir con Él para siempre. Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen… Hermanos les rogamos que amonesten a los perezosos. Alienten a los tímidos. Cuiden con ternura a los débiles. Sean pacientes con todos. (NTV)
♥ Su vida y sus convicciones, como cristiano, deberían ser un ejemplo que ofrezca aliento a los demás en el ejercicio diario de las relaciones interpersonales.
♥ ¿Se ha preguntado alguna vez qué clase de personas quiere Dios que seamos?
La personalidad, el talento y las destrezas individuales difieren, pero las Sagradas Escrituras revelan cualidades básicas que el Señor desea para cada uno de sus hijos. Entre ellas el que animemos, alentemos y cuidemos a otros, como ruega el apóstol Pablo que lo hagamos en el pasaje que estudiamos hoy. Aunque este trabajo no suele ser un ministerio de la iglesia, es muy valioso entre los creyentes. La vida cristiana no es de aislamiento e independencia, sino de relación e interconexión. Por eso la Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Estamos unidos unos a otros en Él y por tanto caminamos juntos. Si bien es cierto que algunos somos más extrovertidos que otros, todos podemos expresar nuestro aliento de una manera especial.
¡¡¡Nunca subestime el efecto que pueden tener las palabras sensibles,
un buen consejo o una acción bondadosa en nuestros semejantes!!!
Piense en las pruebas que ha enfrentado y en todo lo que Dios le ha enseñado; la fidelidad y el cumplimiento de las promesas de Dios pueden ser usadas para alentar a otra persona. Si desea que Dios le use, esté atento a las personas que Él ponga en su camino, y esté dispuesto a ayudarlas, incluso cuando no le resulte conveniente. Ore al Señor por sabiduría y Él le ayudará a saber qué decir o qué hacer.
CONFESIÓN DE FE:
MI INTENCIÓN ES PROCURAR TENER UNA VIDA LLENA DE ÁNIMO, Y ASÍ PODER OFRECER ALIENTO A OTROS, PARA QUE MUCHOS PUEDAN SER BENDECIDOS POR EL MISMO DIOS QUE ME LLENÓ DE ALIENTO POR MEDIO DE SU HIJO AMADO, MI SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO.
ORACIÓN:
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, Parákletos, Dios de toda Consolación (Romanos 15:5). Espíritu Santo de Dios, mi amado Jesús, Dios, Señor y Rey nuestro, Padre Celestial, gracias quiero darte hoy pues Tú eres un Dios lleno de amor y compasión por las almas y siempre estás en función de animar, fortalecer y sostener a tu pueblo, de ser ese consolador, ayudador y defensor nuestro. Hoy vengo a tu Presencia clamando a Ti desde lo más profundo de mi ser, para que esos atributos tuyos sean arraigados en mi corazón y que, a pesar o a costa del sufrimiento y el dolor, pueda yo servir de paracleto, de consuelo para mis semejantes, que sea ese motivador que Tú quieres, el que alienta, para que busquen de tu Presencia y puedan experimentar tu amor incondicional e inagotable, ese mismo que yo experimento en mi cotidianidad. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!
Juan Manuel Lamus O.