jueves, 4 de agosto de 2016

EL JUICIO

 

2 CORINTIOS 5:9,10 Así que, ya sea que estemos aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo, nuestro objetivo es agradarlo a Él. Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal. (N.T.V.)


©  Todo cristiano es responsable ante el Señor Jesús de cómo vivió.

No comparecemos delante del "Gran Trono Blanco" del que habla Apocalipsis 20:11; allí es donde serán juzgados los incrédulos. En vez de eso, como creyentes estaremos delante del "Tribunal de Cristo" para dar cuenta de nosotros mismos.

 

Tal vez esto parezca una contradicción, los creyentes no serán juzgados, sino que estarán delante del "Tribunal de Cristo". La palabra griega que se usa en el pasaje que estudiamos hoy para "tribunal" es "bema", que significa "lugar de rendición de cuentas". Por eso, quienes creemos en Jesucristo como único Salvador no seremos condenados, sino que viviremos y le rendiremos cuentas.


©  De qué forma:

1. No hay que confundir la responsabilidad con ofrecer una defensa.

No defenderemos nuestras acciones sin valor, esas cosas que dijimos e hicimos, que no trajeron honra al Señor o que deshonraron su Nombre. Dios asemeja nuestras obras egoístas a madera, heno y hojarasca, que son cosas que solo sirven para el fuego (1 Corintios 3:13). Las palabras, las acciones de valor y los pensamientos serán premiados en el cielo.


2. Lo que será juzgada es la calidad de nuestro trabajo.

Dios ha dado a cada creyente un propósito específico, junto con la personalidad, los talentos y los dones espirituales necesarios para llevarlo a cabo. La pregunta que será respondida en el "Tribunal de Cristo será": 

©  ¿Viví en realidad mi decisión de honrar y glorificar a Dios?

 

Estar de pie ante el tribunal de Cristo es algo que anhelamos. No tenemos que temer, ya que somos amados coherederos con Cristo (Romanos 8:17 y 34).

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE POR EL SACRIFICIO DE CRISTO, TENGO DERECHO A LOS TESOROS DEL CIELO. ÉL ESTÁ DESEOSO DE ENTREGÁRMELOS COMO RECOMPENSA POR MI FIDELIDAD Y LEALTAD, AMOR Y REVERENCIA A SU NOMBRE Y SUS PRECEPTOS.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Adonai, Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:16). Mi amado Rey y mi Señor, hoy vengo a tu Presencia a darte gracias por tu amor inagotable y eterno, el cual será, en última instancia, el factor favorable para los que en Ti creemos y los que en Ti confiamos, cuando comparezcamos ante Ti en el "Tribunal de Cristo" para que se lleve a cabo el juicio por nuestras obras, y estoy seguro que estás listo y deseoso de entregarnos las recompensas correspondientes. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo porque ser el único juez verdaderamente justo, a Quien rendiremos cuentas. Amén.


Juan Manuel Lamus O.