viernes, 22 de noviembre de 2019

VIENDO AL INVISIBLE

 

HEBREOS 11:24-27 Fue por la fe que Moisés, cuando ya fue adulto, rehusó llamarse hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los placeres momentáneos del pecado. Consideró que era mejor sufrir por causa de Cristo que poseer los tesoros de Egipto, pues tenía la mirada puesta en la gran recompensa que recibiría. Fue por la fe que Moisés salió de la tierra de Egipto sin temer el enojo del rey. Siguió firme en su camino porque tenía los ojos puestos en el Invisible. (NTV)

 

Para poder vencer en las pruebas de la vida, debemos enfrentarlas "como viendo al Invisible", firmes en la convicción de lo que no se ve y gozosos en la victoria asegurada por nuestro Señor Jesucristo.

 

Moisés experimentó momentos difíciles en su vida. Huyó de una acusación de homicidio, pasó años en el desierto, confrontó cara a cara un rey que lo despreció, estuvo al frente de una quejumbrosa nación durante 40 años de penalidades y padeció la deslealtad de esas mismas personas. Pero una vez que Moisés descubrió el secreto de cómo manejar las pruebas, las enfrentó con valentía una a una, con los ojos puestos en el Invisible, Jesucristo. Aunque volvió a Egipto con un llamamiento inequívoco del Señor (Éxodo 3:10), aún así debió de haber sido intimidante presentarse en la corte de Faraón. Moisés tuvo que pedirle diez veces que dejara ir a los israelitas, pero el rey no cambió de parecer por las langostas; tampoco fue convencido por la plaga de úlceras, ni por el agua convertida en sangre. De hecho, les hizo la vida aun más difícil a los esclavos, obligándolos a buscar los materiales con que hacían sus ladrillos. Los hebreos, por su parte, fueron muy ingratos con su líder. Pese a toda la oposición, Moisés siguió volviendo al palacio hasta que logró el propósito de Dios, la liberación de su pueblo. Mientras dirigía el éxodo de Egipto, se sostuvo "como viendo al Invisible". Con un montón de duras experiencias detrás de él y a pesar de las demás que vendrían liderando a este pueblo rebelde, Moisés avanzó consciente de que estaba caminando en la Presencia de Dios, Quien le había prometido que estaría con él en cada paso del camino (Éxodo 3:12). El líder israelita fijó su atención en esa promesa y en Quien la había hecho. Tuvo la sabiduría de confiar en que el "Yo Soy" (Éxodo 3:14), el Eterno Soberano del universo, guardaría su camino y le daría la victoria en las pruebas.

 

¡¡¡Vamos firmes y adelante, hacia la victoria que solo podemos obtener

con los ojos puestos en el Señor Jesús, como viendo al Invisible!!!

 

CONFESIÓN DE FE:

ENFRENTARÉ LAS PRUEBAS DE LA VIDA CON MIS OJOS PUESTOS EN CRISTO Y CONFIANDO FIRMEMENTE EN LAS PROMESAS DE DIOS, ESPECIALMENTE LA QUE DICE QUE ESTARÁ CONMIGO A DONDE QUIERA QUE YO VAYA.

 

ORACIÓN:

Mi Dios en Quien confiaré, Elohim Tzur, Dios m i Roca (2 Samuel 22:47). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, Tú como Roca eres fuerte, sólido, confiable, duradero, útil como arma o para la defensa. Gracias Dios Todopoderoso por ser nuestra defensa eterna de la cual podemos depender puesto que eres fuerte y confiable. Tus promesas están basadas en el Invisible, en Cristo, son en Él sí, y en Él amen, por lo cual yo puedo estar confiado para enfrentar las pruebas de la vida con valentía y seguro de vencerlas con los ojos puestos en Ti, es decir, "como viendo al Invisible", entonces voy firme y adelante. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo, por tu apoyo y compañía permanentes; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.