lunes, 27 de agosto de 2018

GRANDES COSAS

 

JUAN 14:9-14 Jesús respondió:

Felipe, ¿he estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién Soy? ¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre? ¿Acaso no crees que Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que Yo digo no son mías, sino que mi Padre, quien vive en mí, hace su obra por medio de mí. Solo crean que Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; o al menos crean por las obras que me han visto hacer. Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que Yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre. Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y Yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre. Es cierto, pídanme cualquier cosa en mi Nombre, ¡y Yo la haré!(NTV)

 

♥ De las claves para pedir grandes cosas a Dios.

Jesús habló muchas veces del papel de la oración en favor del creyente y de la iglesia. Él garantizó su Presencia cuando dos o más se reunieran para orar. También prometió actuar cada vez que los creyentes se dirigieran a Dios con la autoridad del Nombre de Cristo. Jesús enseñó que Dios debe ser el centro de nuestras peticiones y demostró con su ejemplo que la base para el ministerio es la comunión con el Padre. 

 

Si queremos que Dios derrame su poder en una situación, es importante que hagamos dos cosas:

1.   Debemos depender únicamente de los méritos y la mediación de Jesús.

Nuestra vida como hijos de Dios comenzó cuando reconocimos nuestro pecado y aceptamos la muerte expiatoria de Cristo por nosotros (Romanos 5:6). Él actuó como nuestro mediador y nos reconcilió con el Padre (1 Timoteo 2:5). Si queremos que Dios haga cosas poderosas en y a través de nosotros, tenemos que seguir en ese mismo espíritu de dependencia de Cristo (Gálatas 2:20).

2.   Debemos apartarnos de todo pecado.

Cuando el Salvador pagó en la cruz nuestro castigo, el poder del pecado sobre nosotros fue destruido. Sin embargo, su presencia sigue en este mundo y también en nosotros. El chisme, la holgazanería, la gula y la egolatría siguen siendo comunes. El remedio para todo pecado es confesarlo a Dios, apartarse de esa actitud o conducta y recibir el perdón y la limpieza del Señor (1 Juan 1:9). Él utiliza vasos que estén limpios.

 

CONFESIÓN DE FE:

SI QUERO PEDIR COSAS GRANDES A DIOS, TENGO QUE VENIR A ÉL CON MANOS Y CORAZÓN LIMPIOS; ES DECIR, BASÁNDOME SOLAMENTE EN LOS MÉRITOS DE SU HIJO JESUCRISTO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Chanun, el Dios lleno de Gracia (Jonás 4:2). Mi amado Rey y Señor Jesús, sé que tu naturaleza está llena de Gracia para darnos generosamente, aún cuando no lo merezcamos. Es por eso que estoy convencido, que tus méritos y mediación ante una gran petición se convertirán en un mar de bendiciones, tanto para mí como para mis semejantes. Por tanto, hoy clamo a Ti para que me ayudes cada día mas a ser ese obediente discípulo tuyo que apartado del pecado, no solo recibo una recompensa, sino también puedo tener mayores oportunidades y ocasiones de bendición abundante al pedir grandes cosas. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tu Gracia que desborda mi copa en toda ocasión, he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.