domingo, 3 de abril de 2022

LA EVALUACIÓN MATRIMONIAL Y FAMILIAR

 

¡¡¡Ninguna relación conyugal o familiar es perfecta!!!

Y esto es una realidad sobre la cual debemos reflexionar con frecuencia,

con el fin de superar los problemas y así experimentar crecimiento continuo

 

Teniendo en cuenta esta afirmación, es pertinente preguntarnos:

¿Cómo anda nuestra vida matrimonial y familiar?

Pero también entender que mucho depende de cuánto involucramos a Dios en ello.

 

PROVERBIOS 3:5,6

Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. 

Busca su voluntad en todo lo que hagas, y Él te mostrará cuál camino tomar. 

(NTV)

 

Si hay algo maravilloso cuando emprendemos una relación matrimonial, es que juntos construimos muchos sueños.

En las largas horas que pasan los novios conversando conciben planes, se fijan el propósito de trabajar para no incurrir en los errores en que han caído muchos matrimonios, planean tener un número determinado de hijos, adquirir una casa y tal vez hasta un vehículo.

No obstante, el paso de los años pareciera apagar todos estos propósitos.

 

💔 "Una vez nos sentamos con mi esposa a revisar lo que habíamos planeado en el noviazgo y debo admitir que la realidad es muy distinta de cuanto soñamos"; compartió un joven profesional al término de una evaluación de sus diez años de matrimonio.

 

¿Está bien renunciar a todo cuanto soñamos en un comienzo? ¡Por cierto que no!

A menos que evaluemos que resulta inconveniente.

No obstante, si esas iniciativas pudieran traernos beneficios a todos en casa, es tiempo de recobrar esos sueños.

 

Ningún matrimonio o familia son perfectos.

Es una realidad sobre la cual debemos reflexionar con frecuencia.

Todos de una u otra manera tenemos fallas.

Pretender un hogar con altos estándares de perfección es un error.

Y si persistimos en lograrlo, caeremos en la frustración.

 

🤷🏻 Entonces surge otro interrogante ¿Cuál es el paso por seguir?

Hacer un alto en el camino y evaluar cómo se encuentra nuestro matrimonio.

Es un proceso en apariencia sencillo, pero en la práctica muy complejo, que nos permite identificar qué errores cometemos y en qué aspectos debemos corregir con la ayuda de Dios.

 

✍🏼 El especialista en temas de familia, Stephen R. Covey, recomienda:

"Cualquiera que sea su situación, reviste importancia que no compare a su familia con otras. Y ninguna es con ninguna. Nadie nunca conocerá la realidad de su situación. Muchas personas piensan que las otras familias son perfectas mientras que las de ellos se están desbaratando; en realidad toda familia tiene sus propios desafíos, sus propias piedras y obstáculos que superar. Lo maravilloso es que la visión es más grande que el equipaje. Eso significa que la sensación de que visualizar el futuro, una situación mejor, o un bienestar, es más poderosa que cualquier situación que usted esté enfrentando hoy… Un enunciado de misión familiar puede convertirse en un "destino" único de su familia y los valores que contiene representarán sus lineamientos."

(Stephen R. Covey - "Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas")

 

Si no somos una familia perfecta y en todas se cometen errores, antes que reñir con nuestro cónyuge e hijos lo que debemos es fijarnos metas y orientar nuestras acciones hacia esa dirección con ayuda de Dios.

 

Por supuesto que si los planes de adquirir una casa, un auto, darles estudio a nuestros hijos, financiar unas vacaciones anuales en lugares hermosos y el listado que podemos elaborar, resulta muy extenso; no obstante, lo más importante es afianzar nuestra relación familiar. ¡Es una prioridad!

 

Evaluarnos es esencial.

No obstante, debemos hacerlo no en nuestras fuerzas sino en el poder de Dios.

Él es quien nos concede la sabiduría para obrar apropiadamente en cada caso en particular.

 

📖 Como nos enseñó el rey Salomón en el pasaje que estudiamos hoy, leámoslo nuevamente:

 

"Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y Él te mostrará cuál camino tomar."

 

CONCLUSIÓN:

No hay errores propios o de nuestro cónyuge o hijos que no se puedan corregir.

Siempre será posible evaluar y corregir en la medida en que haya diálogo.

Y, sobre todo, siempre que involucremos a Dios para que nos ayude a resolver esas dificultades.

Dios transforma el corazón de todo ser humano, nos permite superar problemas en las relaciones interpersonales y nos lleva a experimentar mejoramiento continuo en el hogar.

 

VERDAD EN ACCIÓN:

Si hay buenas relaciones familiares, podremos entrar a revisar después los planes y proyectos del pasado.

Lo primero, es que no podemos es dilatar la decisión de evaluarnos, es un paso que debemos dar hoy.

Y, en segundo lugar, rendir nuestra relación de familia en manos del Señor Jesús, pues Él sabe cómo obrar y de qué forma hacerlo en cada situación.

 

El Señor Jesús es quien nos concede la victoria y nos permite alcanzarla en la relación a nivel personal, espiritual y familiar.

Decídase hoy por Jesucristo en su vida, en su matrimonio y en su familia.

 

Reflexionemos:

Para el cambio, el crecimiento personal y espiritual de nuestro matrimonio y familia, iniciemos el trabajo resolviendo estas preguntas:

¿Han renunciado a algunos de los planes y proyectos de familia que concibieron durante el compromiso?

¿Están dispuestos a recobrar sus sueños y metas, que benefician a la familia?

¿Luchan en sus fuerzas o en el poder de Dios para la materialización de sus sueños y proyectos?

¿Cómo aplica la enseñanza del pasaje estudiado a su relación?

¿Cuál es el resultado de su evaluación matrimonial y familiar?

 

¡¡¡Así es como funciona!!!

Tu matrimonio y tu familia son el tesoro más valioso que Dios te ha dado

¡¡¡CUÍDALOS!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti,

y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida,

y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud

y mucha Prosperidad


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri