lunes, 5 de febrero de 2024

VERDADERO AYUNO

 

ISAÍAS 58:3-7 (NTV) "¡Hemos ayunado delante de Ti! dicen ellos. ¿Por qué no te impresionamos? Hemos sido muy severos con nosotros mismos, y ni siquiera te das cuenta".

"¡Les diré por qué! les contesto. Es porque ayunan para complacerse a sí mismos. Aun mientras ayunan, oprimen a sus trabajadores. ¿De qué les sirve ayunar, si siguen con sus peleas y riñas? Con esta clase de ayuno, nunca lograrán nada conmigo. Ustedes se humillan al hacer penitencia por pura fórmula: inclinan la cabeza como cañas en el viento, se visten de tela áspera y se cubren de cenizas. ¿A eso le llaman ayunar? ¿Realmente creen que eso agrada al Señor?

¡No! Esta es la clase de ayuno que quiero: pongan en libertad a los que están encarcelados injustamente; alivien la carga de los que trabajan para ustedes. Dejen en libertad a los oprimidos y suelten las cadenas que atan a la gente. Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de parientes que precisen su ayuda".

 

El verdadero ayuno, el que realmente Dios quiere de nosotros, muchas veces no tiene nada que ver con dejar de comer alimentos por determinado tiempo, pero siempre con determinar un tiempo de verdadera e íntima comunión con Él para romper lazos de impiedad.

 

Hablando del ayuno, en la Palabra vemos como muchos de los siervos de Dios (Moisés, David, Daniel, Ester, Nehemías, Jesús mismo, Pablo, los apóstoles, etc.)  hicieron ayuno combinado siempre con la oración, para fortalecer su relación personal con Él. Y nuestro mayor ejemplo fue Jesús, quien ayuno buscando la voluntad del Padre para su ministerio. Ayunamos y oramos con el propósito de llevar la carne hacia la sujeción escogiendo hacer a un lado el alimento o quizás algún hábito cotidiano, pero con la conciencia de que el propósito principal es hablar directamente con nuestro Padre Celestial. Es decir, ayunamos con un propósito espiritual, donde la mente, la voluntad y las emociones se sujetarán para que Dios nos pueda hablar a un nivel más profundo.

 

Entonces centremos nuestro ser en Él, buscándolo en secreto y con corazones humildes. Al hacerlo en el sentir correcto, a pesar de que la mayoría lo hacemos en medio del día a día (trabajo, labores del hogar, cuidado de los niños, transporte, etc.), en la medida que avanzamos seremos fortalecidos por el Espíritu Santo, pasando más tiempo con Él, entonces lo escucharemos con más claridad, nos veremos como el Señor nos ve y captaremos mejor lo que sucede en nuestras vidas y a nuestro alrededor, para discernir y hacer Su voluntad. Veremos cómo Dios obra en nuestro corazón para luego experimentarlo en nuestras vidas.

 

¡¡¡Ayunamos y oramos para conectarnos profundamente con Dios!!!

Entonces nos desconectamos de todo aquello que

nos está impidiendo esa comunión, para experimentar Su Gloria;

Su gran poder y fortaleza, Su sabiduría y Su dirección, es decir,

para encontrar en Su presencia las riquezas espirituales

 

Sea como sea, lo importante es no sentir que el ayuno es una carga pesada o difícil, pues al hacerlo con gozo experimentaremos todas estas cosas y, además, veremos que aquellos pequeños hábitos, incluso pretextos, objeciones o excusas para no hacerlo, irán desapareciendo.

 

Los animamos a que continúen ayunando y orando, con la certeza de que saldremos revestidos de Su poder, de Su autoridad, de Su instrucción y totalmente avivados.

(Colaboración Pastora Jeannette Cruz)

 

CONFESIÓN DE FE:

CONTINUARÉ AYUNANDO Y ORANDO POR EL TIEMPO PROPUESTO, CON LA SEGURIDAD DE QUE EN LA PRESENCIA ABSOLUTA DE DIOS, PODRÉ ENCONTRAR NO SOLO SU ROSTRO, SINO TODO AQUELLO QUE ÉL TIENE PREPARADO PARA QUE YO PUEDA VER Y EXPERIMENTAR SU GLORIA, RIQUEZAS ESPIRITUALES Y NATURALES INCONMENSURABLES, Y PONERLAS AL SERVICIO DE LOS DEMÁS.

 

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Elohim Marom, Dios de las Alturas (Miqueas 6:6). Amado Dios y Señor, Jesucristo, hoy quiero exaltarte y agradecerte por este nuevo y maravilloso día que comienzo, porque puedo ver, oír y sentir la mañana de hoy.   Y por eso clamo para que me ayúdes a comenzar este día con una nueva actitud y con abundancia de gratitud.   Concédeme hacer y sacar el mejor provecho de este día y del periodo especial de ayuno y oración en que me encuentro, para que pueda tener mi mente despejada para poder escuchar tu voz con claridad y seguir tu instrucción con denuedo.   Por eso te pido, mi Señor, que amplíes mi mente para aceptar todos los designios de tu voluntad, y no permitas que gima y lloriquee sobre cosas que no puedo controlar.   Y que al terminar el día esté lleno de tu gozo, fortaleza y sabiduría, para poner por obra todo lo que me indiques para servir a los demás. Gracias mi Señor Jesús; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri