jueves, 19 de octubre de 2017

LEGADO

 

2 TIMOTEO 1:3-5 Timoteo, doy gracias a Dios por ti, al mismo Dios que sirvo con la conciencia limpia tal como lo hicieron mis antepasados. Día y noche te recuerdo constantemente en mis oraciones. Tengo muchos deseos de volver a verte porque no me olvido de tus lágrimas cuando nos separamos. Y me llenaré de alegría cuando estemos juntos otra vez. Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti. (N.T.V.)


©  Una fe preciosa como legado para nuestros hijos.

El mejor legado que le podemos dejar a los hijos es nuestra fe, la convicción de que Dios es quien dice ser y que hará todo lo que ha prometido. La gran relación de Timoteo con Cristo no se materializó de la nada, se desarrolló como resultado del ejemplo de su madre y su abuela.


©  He aquí algunas maneras de cómo podemos dejar un rico legado de fe:

1. Enseñar principios bíblicos prácticos. Los niños necesitan saber qué piensa Dios sobre la riqueza (Salmo 24:1), cómo suple nuestras necesidades (Filipenses 4:19), y cómo tener dirección para la vida (Proverbios 3:5,6).

2. Modelar el carácter por medio del estilo de vida. La manera como vivimos ya sea con transparencia y tranquilidad, o con temor, ansiedad y autosuficiencia, comunican lo que creemos acerca de Dios.

3. Servir a Dios sirviendo a los demás. Las acciones muestran que nuestra fe es real (Santiago 2:26). Si queremos que nuestros hijos no desarrollen un modo de pensar egocéntrico, el servicio a los demás es la clave.

4. Interceder por ellos. Nunca olvidarán cuando orábamos por ellos regularmente.

5. Comunicar amor. Ellos necesitan saber que los amamos, así como Dios nos ama a nosotros. Las palabras dichas con amor comunican vida a sus corazones. Cuando les manifestamos aprecio por confiar en Dios, ellos ven que valoramos su crecimiento espiritual.

 

Como padres, debemos tener el propósito deliberado de guiar e inspirar a nuestros hijos a seguir a Cristo. Incluso, quienes no tienen hijos, pueden dejar un legado. El ejemplo para seguir es Pablo: aunque no se casó ni tuvo hijos biológicos, fue padre espiritual para muchos (1 Corintios 4:14-16).

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ CON DILIGENCIA DEJAR EL MEJOR LEGADO QUE SE PUEDE A MIS HIJOS, UNA FE INQUEBRANTABLE, CON EL PROPÓSITO DELIBERADO DE QUE ELLOS TAMBIÉN SEAN VERDADEROS SEGUIDORES DE CRISTO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Chanum, Dios lleno de Gracia (Juan 1:16,17). Dios y Señor nuestro, sé que tu naturaleza está llena de Gracia, para dar generosamente, aun cuando no lo merezcamos, y si de algo nos has dotado es de fe. Solo quiero en este día darte gracias por tan maravilloso don, regalo precioso que es la fe; y por eso quiero transmitirla a mi descendencia biológica y espiritual, para que ellos puedan, también, transitar por los caminos bienaventurados que Tú has deparado para ellos. Así es que deliberadamente trabajo con diligencia por enseñar y modelar a ellos una vida de fe, inspirándolos de esta manera a seguirte sin condición, mi Señor Jesús, seguro de que es el mejor y mayor legado que puedo dejarles; he orado en tu Poderoso Nombre. Amén.


Juan Manuel Lamus O.