miércoles, 22 de junio de 2022

LOCURA

 

ECLESIASTÉS 2:1-3… 11-14A Me dije: "Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos "las cosas buenas" de la vida!"; pero descubrí que eso también carecía de sentido. Entonces dije: "La risa es tonta. ¿De qué sirve andar en busca de placeres?". Después de pensarlo bien, decidí alegrarme con vino. Y mientras seguía buscando sabiduría, me aferré a la insensatez. Así traté de experimentar la única felicidad que la mayoría de la gente encuentra en su corto paso por este mundo… pero al observar todo lo que había logrado con tanto esfuerzo, vi que nada tenía sentido; era como perseguir el viento. No había absolutamente nada que valiera la pena en ninguna parte. Entonces decidí comparar la sabiduría con la locura y la insensatez (porque, ¿quién puede hacer eso mejor que yo, que soy el rey?). Pensé: "La sabiduría es mejor que la insensatez, así como la luz es mejor que la oscuridad. Pues el sabio puede ver hacia dónde va, pero el necio camina a oscuras". (NTV) (Leer Eclesiastés 2:1-23)

 

Del supuesto y deseado disfrute de la vida, que nos puede llevar a la locura.

El rey Salomón no solo fue el hombre más sabio que haya existido (1 Reyes 3:12); también fue bendecido con riquezas inimaginables y con el privilegio de construir el Templo de Dios. Por tanto, es de esperar que supiera lo que era la satisfacción profunda.

 

En la búsqueda de esa satisfacción profunda, Salomón se dedicó a incursionar en toda clase de cosas. La Palabra en Eclesiastés nos dice que se entregó a los placeres del mundo, interesándose incluso en actividades que sabía que eran una locura, para ver si había algo que valiera la pena en ellas. Pero la satisfacción que buscaba Salomón lo esquivaba, y llegó a la conclusión de que la autocomplacencia no tenía ningún valor. Para sentir satisfacción, el rey buscó la realización personal. Emprendió grandes proyectos, tales como la construcción de casas para él, el mejoramiento de su entorno con jardines y parques y llevó a cabo un vasto proyecto de irrigación (Vs.4-6). El rey tenía todo lo que podía necesitar para disfrutar de la vida, pero al final llegó a la conclusión que nada de esas cosas tenían sentido.

 

La historia nos resulta familiar, ¿verdad?

 

Nuestro mundo tiene muchas personas educadas y exitosas,

pero también muy descontentas con la vida;

nuestra cultura persigue el placer y no acepta límites…

¡¡¡Lamentablemente, esa falta de moderación ha arruinado innumerables vidas!!!

 

Salomón tenía la sabiduría y los recursos para lograr todo lo que quisiera hacer, pero los objetivos que persiguió no le dieron ninguna satisfacción, entonces llegó a la conclusión de que lo mejor era obedecer a Dios. (Eclesiastés 12:13)

El gozo verdadero se tiene cuando nos ajustamos a la voluntad de Él.

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ CON CONVICCIÓN AJUSTARME A LA VOLUNTAD DE DIOS PARA MI VIDA, PUES SI ELLA ES BUENA, PERFECTA Y AGRADABLE, PUES ASÍ SERÁN LOS RESULTADOS PARA MI; NO ME DEJARÉ TENTAR POR LOS PLACERES QUE EL MUNDO OFRECE, PUES SÉ QUE LA GRAN MAYORÍA ME LLEVARÍAN A LA LOCURA Y EL DESENFRENO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Mauzi, Dios de mi Fortaleza (Salmo 27:1). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, sé que Tú eres Fuerte y deseas hacernos fuertes, por eso cuando nos damos cuenta de que somos débiles, entonces en la unidad contigo nos hacemos fuertes. Gracias Padre porque eres en mí, Presencia de Vida Perpetua. Desde mi silencio siento como mi amor te busca y se funde con el tuyo, y en este maravilloso todo y uno, la luz, la paz y la armonía nos acercan infinitamente. Sé que no hay nada que pueda separarnos porque hoy soy parte de Ti, esa parte que siempre cuidas y velas con esmero, paciencia, sabiduría, perdón y misericordia. ¡Cuántas veces he sentido tus manos levantándome cuando he estado caído y perdido! Y sé, que habrás de levantarme cuantas veces sean necesarias, porque confías en mí y en que saldré siempre adelante. Gracias por el Amor-Hijo hecho carne, por el Espíritu que nos cubre, envuelve y alimenta con tu Verdad a cada instante. Humilde y rendido ante tu presencia recibo con fe lo que en mis manos pones. Acepto lo que debes darme y es así en mí tu voluntad, ahora y siempre. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri