domingo, 2 de diciembre de 2018

LAS COMPARACIONES EN EL MATRIMONIO

 

¡¡¡Su cónyuge es único en el mundo, no lo compare con otros!!!

 

ROMANOS 13:8,10

No deban nada a nadie, excepto el deber de amarse unos a otros.

Si aman a su prójimo, cumplen con las exigencias de la ley de Dios.

Pues los mandamientos dicen:

"No cometas adulterio. No cometas asesinato. No robes. No codicies".

Estos y otros mandamientos semejantes se resumen en uno solo:

"Ama a tu prójimo como a ti mismo".

El amor no hace mal a otros, por eso el amor cumple con las exigencias de la ley de Dios. (NTV)

 

1.   Comparar hiere y de paso, destruye sentimientos.

 

Si hay algo que deteriora la vida en pareja, es comparar a nuestro cónyuge con otras personas.

Decirle algo como: "Deberías actuar como el esposo de mi vecina", o quizá: "Me gustaría que fueras amorosa como la señora de enfrente lo es con su marido", es dañino.

En otras palabras, comparar contribuye a deteriorar el encanto que unió a la pareja desde el comienzo.

Hacen sentir al esposo o a la esposa como inútiles. Y si han decidido cambiar en su comportamiento, lo más probable es que experimentarán desilusión y se darán fácilmente por vencidos.

 

2.   Nuestra pareja es única e irrepetible.

 

Nuestro pareja es un regalo de Dios para nuestra vida.

Sobre esa base, debemos valorarla tal como es.

Es una forma de expresarle nuestro amor.

 

El apóstol Pablo dio sustento a este principio cuando escribió:

"El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley." (Vs.10. LBLA).

Igualmente, en la carta a los creyentes de Roma y también a nosotros, enseñó:

"No deban a nadie nada salvo el amarse unos a otros, porque el que ama al prójimo ha cumplido la ley." (Vs.8 RVA'15)

 

Y si estamos hablando de expresar el amor, y no comparar a nuestro cónyuge, debemos entrar a considerar otro aspecto de suma importancia:

 

3.   No criticar a la familia de su cónyuge.

 

Criticar a la familia del cónyuge es una herramienta de la que se echa mano con frecuencia cuando se tiene una discusión, porque se sabe que con ella se lastima fuerte al otro.

Frases como: "Tu hermano sí que es alcohólico, yo solo bebo de vez en cuando", se deben evitar al máximo.

Así sea que la pareja sepa que no tiene la mejor familia, no es sano meterse con algo que es sagrado para ella.

Criticar a la suegra, al suegro, a las cuñadas, porque los ven como enemigos, es meterse con un aspecto que hace parte de la intimidad, del sentir del otro y eso también resquebraja el vínculo marital.

Es esencial que no critiquemos inmisericordemente a nuestro cónyuge, ni lo comparemos con los demás; y una demostración de respeto básica y necesaria es no criticar a su familia.

 

CONCLUSIÓN:

Reunirse, dialogar y reconocer en qué se estaba fallando, es el camino.

Cada uno debe admitir, así sea por la fuerza de las circunstancias, que ha asumido una actitud poco considerada.

Cuando dejan de llover críticas, el ambiente familiar cambia.

Recuerde siempre que nuestro amado Dios, es el Dios de la familia y cuando surgen dificultades, Él quiere ayudarnos a encontrar soluciones.

No obstante, para que haya entendimiento, diálogo y se corrijan fallas, es importante que Jesús more en nuestro corazón.

Cuando Cristo mora en nosotros, la vida familiar se torna gratificante.

 

Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado

¡¡¡CUÍDALO!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.