martes, 17 de marzo de 2015

 

EVANGELIO

 

EFESIOS 2:11-13 No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos. Eran llamados "paganos incircuncisos" por los judíos, quienes estaban orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica sólo afectaba su cuerpo, no su corazón. En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza, pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la Sangre de Cristo. (N.T.V.)

 

©      Evangelio = Buenas Nuevas de Cristo.

©      ¿Dónde estaríamos hoy si no tuviéramos  el Evangelio?

Como dijo el apóstol Pablo: "Sin esperanza y  sin Dios en el mundo".

 

Es muy triste  que en la actualidad así se encuentren muchas  personas en el mundo, sin Dios y sin esperanza. No obstante, en Cristo  hay esperanza para ellos porque Él es el único  camino para ir al Padre (Juan 14:6), aunque  muchos no hayan tenido oportunidad de saber  nada al respecto. Por eso es que una iglesia  siempre debe estar dispuesta y preparada para  compartir el evangelio donde sea necesario.

 

En las últimas instrucciones que Cristo dejó  a sus seguidores antes de ascender al cielo,  les recordó que ellos eran testigos de que Él  había muerto y resucitado, por lo que se debía  predicar en Su Nombre "el arrepentimiento y  el perdón de pecados en todas las naciones"  (Lucas 25:45-48). Como ellos, nosotros debemos recordar  que siempre que Dios implanta una visión en  nuestros corazones, lo hace con miras a un  propósito y un beneficio que Él desee llevar a  cabo. Si nosotros le obedecemos dando el primer  paso, Él nos dirigirá en todos los subsecuentes y  suplirá todo lo que necesitemos.

 

El mensaje que puede transformar la vida  de cualquier persona y prepararle para la  eternidad, el Evangelio, las Buenas Nuevas de Cristo, sigue siendo proclamado y nosotros tenemos el deber y la responsabilidad, que se convertirá en placer y deleite, como seguidores y discípulos de Cristo, de llevarlo a las naciones.

 

CONFESIÓN DE FE:

DEBIDO A  TODO ESTO, NINGUNO DE NOSOTROS DEBE NEGARSE A  COMPARTIR SU FE NI LAS IGLESIAS DEBEN IGNORAR SU  RESPONSABILIDAD DE IMPULSAR LA TAREA EVANGELÍSTICA  CONFORME A LOS DESEOS DE NUESTRO REDENTOR.

 

ORACIÓN:

Espíritu Santo de Dios, eres el Sello de la Promesa (Efesios 1:13). Padre Celestial, cuando creímos en Cristo como nuestro Señor y Salvador Tu nos diste identidad de hijos tuyos y sellaste esa promesa con la Presencia del Espíritu Santo morando para siempre en nuestros corazones y la seguridad de la vida eterna al lado Tuyo, en "la Gloria de Dios". Que maravillosa noticia, se que este es el Evangelio que Tu quieres que nosotros, Tus seguidores, prediquemos; por eso te pido hoy que nos ayudes, con Tu poder, con Tu sabiduría, pero especialmente con Tu Santo Espíritu a ir y cumplir con "La Gran Comisión" que nos dejaste, sin reparos, sin temor ni condiciones. Gracias Padre Santo por escogernos para proclamar Tu Evangelio a las naciones. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.