jueves, 16 de octubre de 2014

MOTIVO 2

 

MOTIVO 2

 

SALMO 34:1-3 Bendigo al Señor todo el tiempo; en mis labios siempre hay una alabanza para Él. Mi alma alaba al Señor. Todos ustedes los que están tristes, escuchen mi alabanza y alégrense. Honren al Señor conmigo; exaltemos todos, Su Nombre. (P.D.T.)

 

©      Del verdadero motivo para nuestras expresiones de alabanza.

Glorificar al Señor no se limita a rendirle culto en la iglesia, sino que la alabanza debe impregnar la vida del creyente.

 

1.   Una manera de alabar al Señor es con nuestra voz.

Podemos adorarle con nuestras palabras o cantándole. Los escritores de los salmos ponían su adoración en palabras, y su amor en música. La verdadera adoración fluye de los labios de los creyentes que se centran en los atributos de Dios. Desean honrarle, por ser Él quien es, lo que ha hecho y lo que ha prometido para el futuro.

2.   Buscando Su presencia.

La adoración genuina le permite al Señor llenar nuestra mente y corazón con Su presencia. Sin embargo, alabarlo por el motivo equivocado es un acto vacío. Por ejemplo, si levantamos nuestras manos y cantamos en voz alta solamente porque el hacer esto nos hace sentir bien, lo que buscamos es la exaltación emocional. Esta clase de "alabanza" vana y egoísta no llega al cielo.

3.   Nuestro Dios es alabado cuando le servimos.

Las personas han sido creadas para que glorifiquen y honren Su Nombre. Por tanto, nada debe limitar nuestro deseo de trabajar para el Rey, sobre todo cuando tenemos la oportunidad de darlo a conocer a los demás. Cristo es honrado cuando sus seguidores hablan con osadía de Su gracia y de Su obra; el testimonio de los creyentes es una manera estupenda de alabanza que enaltece el Nombre de Dios.

 

Jesucristo vale más que cualquier tesoro que ofrezca este mundo. Amarle y entender lo que Él ha hecho por usted, debe ser toda la motivación que usted necesita para alabarle con su vida.

 

CONFESIÓN DE FE:

NO ME LIMITARÉ A CANTARLE AL SEÑOR; SERVIRÉ PARA SU REINO Y COMPARTIRÉ EL EVANGELIO. SERÉ UN FACTOR DE MOTIVACIÓN PARA QUE EL TRONO DE DIOS RESUENE DE ADORACIÓN.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Elohim Tehilati, Dios de mi Alabanza y Adoración (Salmo 109:1). Mi amado Señor y Salvador se que Tu eres supremamente merecedor de nuestra alabanza y deseas ser el principal objeto de nuestra adoración, así como de lo que hablamos y pensamos. Es por eso que hoy vengo a Tu Presencia buscando poner en orden los motivos que tengo para alabarte y adorarte y poder decir como el salmista: ¡Alabado sea el Señor! Alaben a Dios en Su santuario; ¡alábenlo en Su poderoso cielo! Alábenlo por Sus obras poderosas; ¡alaben Su grandeza sin igual! Alábenlo con un fuerte toque del cuerno de carnero; ¡alábenlo con la lira y el arpa! Alábenlo con panderetas y danzas; ¡alábenlo con instrumentos de cuerda y con flautas! Alábenlo con el sonido de los címbalos; alábenlo con címbalos fuertes y resonantes. ¡Que todo lo que respira cante alabanzas al Señor! ¡Alabado sea el Señor! Amén.

 

Juan Manuel Lamus O.