viernes, 3 de abril de 2015

 

LA SANGRE

 

ROMANOS 3:23-26 Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar Su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar Su justicia, porque Él mismo es justo e imparcial, y declara a los pecadores justos a Sus ojos cuando ellos creen en Jesús. (N.T.V.)

 

©      De la necesidad de la sangre de Cristo.

Romanos 3 comunica la esencia misma de las Sagradas Escrituras. Sin la Cruz de Cristo y Su muerte expiatoria, nadie puede ser declarado justo.

En otras palabras, solo hay una manera de llegar a ser un hijo de Dios:

©      Por medio de la Sangre del Salvador (Juan 14:6).

 

Las buenas obras y la vida correcta no ganarán el favor del Señor, porque toda persona peca inevitablemente y un pecador no puede entrar a la presencia del Dios santo. El derramamiento de la Sangre de Cristo en favor del mundo, hizo posible que cualquier persona sea limpiada del pecado y tenga una relación con el Creador. El único requisito es confiar en el Señor Jesús como su Salvador.

Para que Dios sea justo, Él debe mantenerse fiel a sus propios principios. Su Santidad dictaba que "el alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:4). El castigo por el pecado, es decir, la muerte, tenía que ser pagado de una manera aceptable a Dios. Él dijo por medio de Moisés que era necesario un sacrificio:

-       "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona" (Levítico 17:11).

Había que dar una vida, para que la vida de otra persona pudiera salvarse.

En consecuencia, el Padre celestial proveyó un sacrificio perfecto y sin pecado en favor de toda la humanidad. La única manera que había para que la justicia de Dios fuera satisfecha era que Jesucristo tomara nuestra culpa y nuestro pecado sobre sí mismo, y muriera en lugar nuestro.

Cuando decimos que hay un solo camino al Padre, queremos decir que una persona debe creer que Jesucristo murió a su favor como un sacrificio perfecto. Confiar en cualquier otra cosa, es ignorar la Santidad de Dios y lo que dice su Palabra.

 

CONFESIÓN DE FE:

DIOS NO HA DADO NINGÚN OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO MEDIANTE EL CUAL PODAMOS SER SALVOS (HECHOS 4:12), EL ÚNICO CAMINO AL PADRE Y EN QUIEN PODEMOS SER SALVOS ES EN JESUCRISTO.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Elohim Yishi, Dios de mi Salvación (Isaías 12:2). Gracias Padre Celestial por proveernos un plan de Salvación en la Vida y la Sangre de Tu amado hijo Jesucristo. Estoy totalmente convencido que la salvación está únicamente en una persona, Yeshua, no en un sistema de creencias o de buenas obras; también se que Tu naturaleza y voluntad, Dios mío, es salvar lo que se había perdido. La salvación debe ser personal, así que declaro que "El Todopoderoso", mi Señor Jesucristo, debe ser el único Dios de mi salvación, por medio de Su sangre derramada en la Cruz del Calvario. Amén.


Juan Manuel Lamus O.