jueves, 23 de junio de 2016

VESTIRSE

 

COLOSENSES 3:12,13 Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia; soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo ustedes. Pero sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. (R.V.A.'15)


©  La paciencia: Nuestro don del espíritu con el cual hay que vestirse, para ponerlo al servicio de los necesitados y afligidos.

Cuando tenemos problemas o sufrimientos, acudimos a otros para que escuchen con paciencia nuestros lamentos. Pero me pregunto con qué frecuencia buscamos ser la persona que gentilmente da un paso al frente para compartir la carga de alguien que está afligido.

©  Pablo animó a los creyentes a "vestirse" de misericordia, benignidad y paciencia.

 

En otras palabras, no venimos desde el seno materno equipados con estos atributos, sino que somos capacitados por la práctica al imitar a Cristo cuando sobrellevamos mutuamente las cargas y nos perdonamos unos a otros. El Espíritu Santo está más que dispuesto a instruirnos en la manera correcta para producir el fruto espiritual. El Señor nos da entonces las oportunidades para poner en práctica tales aptitudes.

 

Tendemos a clasificar a la paciencia restringidamente como "espera". Esa, sin duda, es parte de la definición, pero también lo son conceptos tales como el aguante, la perseverancia y la persistencia. Cuando nos vinculamos con otros, estamos sufriendo sus dificultades juntamente con ellos o perseverando en nuestros intentos de ofrecer ayuda. Estamos demostrando interés, escuchando y sirviendo hasta donde podemos. Al poner a la paciencia en la lista del fruto espiritual, Dios está diciendo que todo creyente puede desarrollar esta cualidad. Aparte de otros dones y talentos que usted posea, la paciencia es un atributo del cual puede vestirse. Practíquela para la gloria de Dios y como una manera de servir a su prójimo.

 

CONFESIÓN DE FE:

EN UN MUNDO QUE INSISTE EN HACERLO TODO RÁPIDAMENTE, LA PACIENCIA ES UN REGALO MARAVILLOSO QUE PODEMOS DAR A OTRA PERSONA, ASÍ QUE LA PRACTICARÉ CON DILIGENCIA YA QUE ME HA SIDO DADA POR DIOS COMO FRUTO DE MI ESPÍRITU.

 

ORACIÓN:

Padre Santo, El Kjesed, Dios de Amor fiel e inagotable (Salmo 25:6). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, hoy quiero darte gracias por tu predisposición incondicional y altamente favorable hacia nosotros, los que en Ti creemos y en Ti confiamos; porque estas lleno de amor, misericordia, bondad, lealtad, fidelidad y sobre todo paciencia, y ese amor que asume obligaciones elegidas voluntariamente. Pero hoy quiero, además, que me ayudes a que estas virtudes de tu ejemplo de amor fiel e inagotable, se arraiguen en mi vida, y especialmente la paciencia, que me pueda vestir con ella para ponerla al servicio de mis semejantes, primeramente de aquellos necesitados y afligidos. He orado en el poderoso nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.