martes, 25 de octubre de 2016

RECONCILIACIÓN

 

2 CORINTIOS 5:18,19 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. (V.R.V.)


©  Jesucristo nos reconcilió con Dios el Padre por medio de su sacrificio, esa es la primera reconciliación. 

Así nosotros estamos llamados a trabajar en la reconciliación primero de nosotros mismos. Ya no nos vemos a través de nuestros propios ojos, ya no a través de nuestro pasado ni de nuestros fracasos, ahora nos vemos como nuevas criaturas, sanadas y limpiadas, restauradas y renovadas. Y por último la reconciliación de unos con otros, tal vez sea la única forma de lograr una paz verdadera, cuando exista en nuestros corazones.

 

No alimentes enemistades, intenta pactos de paz con los que están enemistados contigo. Aprovecha las ocasiones para acercarte a tus supuestos enemigos y contra cambiarles, con el bien, el mal que te hicieron. No pagues el mal con mal, la Palabra de Dios dice que lo paguemos con bien (Romanos 12:17), y si Él lo dice es porque nos respaldara cuando lo hagamos y el resultado será, lógicamente, positivo; no tengas miedo, prueba, intenta y sabrás. No apagues en ti los deseos de acabar el mal en tus ambientes, en tu entorno, mientras vivas en la tierra y puedas salir de ella con la conciencia limpia y tranquila. Mientras vivas se muy optimista, el que tiene un corazón desbordante de amor no tiene nada que temer. Encara todos los vendavales de la vida con una sonrisa en los labios. Quiere con amor a todos y todo, también a quienes te hacen sufrir, y te volverás perfecto o maduro como el Padre Celestial que a todos les da, a buenos y a malos, a justos e injustos, sin distinción las mismas oportunidades de salvación.


©  ¿Está usted disfrutando la reconciliación?

Vivir dominados por alguien o algo es esclavitud. De manera que cuando ofendemos a Dios o a otra persona, y como que nos quedamos quietos, caemos en esclavitud de lo que hemos hecho, pues difícilmente se puede olvidar lo cometido sin antes reconciliarse con la persona a quien le ofendió.

 

CONFESIÓN DE FE:

AMARÉ SIN CONDICIONES Y SERÉ UN CANAL DE MEDIACIÓN ENTRE LOS QUE ESTÉN ENEMISTADOS CON DIOS, CONMIGO Y CON OTROS, DARÉ POR GRACIA EL AMOR QUE DIOS YA ME HA DADO POR GRACIA, TRABAJARÉ EN LA RECONCILIACIÓN.

 

ORACIÓN:

Padre celestial, El Kjesed, Dios de Amor Fiel e Inagotable (Salmo 25:6). Mi Señor Jesús, hoy quiero darte gracias por tu Amor, misericordia, bondad, lealtad, fidelidad, ese amor que asume obligaciones elegidas voluntariamente hacia los que en Ti creemos y en Ti confiamos. Dios Altísimo, Dios Soberano en quien podemos colocar nuestra confianza, Tú me has amado con amor eterno e incondicional por medio de tu hijo Jesucristo, yo te agradezco por tan grande manifestación y te pido que pongas en mi ese amor y fidelidad, de manera que pueda y tenga la fortaleza para soportar los vendavales de la vida y que siempre exista en mí una sonrisa de amor y satisfacción para mis semejantes, llevándoles la Palabra de la reconciliación. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.