lunes, 20 de mayo de 2024

LA IGLESIA

 

COLOSENSES 1:18-24 (NTV) Cristo también es la Cabeza de la Iglesia, la cual es su Cuerpo. Él es el principio, supremo sobre todos los que se levantan de los muertos. Así que Él es el primero en todo. Pues a Dios, en toda su plenitud, le agradó vivir en Cristo, y por medio de Él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el Cielo y en la Tierra, por medio de la Sangre de Cristo en la Cruz. Eso los incluye a ustedes, que antes estaban lejos de Dios. Eran sus enemigos, separados de Él por sus malos pensamientos y acciones; pero ahora Él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de Él sin ninguna falta. Pero deben seguir creyendo esa verdad y mantenerse firmes en ella. No se alejen de la seguridad que recibieron cuando oyeron la Buena Noticia. Esa Buena Noticia ha sido predicada por todo el mundo, y yo, Pablo, fui designado servidor de Dios para proclamarla. Me alegro cuando sufro en carne propia por ustedes, porque así participo de los sufrimientos de Cristo, que continúan a favor de su cuerpo, que es la Iglesia.

 

¿De qué se trata verdaderamente la Iglesia?

En nuestro país y en el mundo entero abundan las iglesias; entonces dar con una puede ser fácil, pero decidir con acierto a cuál unirse implica más esfuerzo.

 

☝🏼 La Palabra de Dios nos da a conocer algunas especificaciones en cuanto a la Iglesia:

1.     Para empezar, analicemos el significado bíblico de la palabra "iglesia". El término "ekklesia", del griego, significa un grupo de personas que han sido llamadas fuera del sistema del mundo, por la gracia de Dios, con el propósito de congregarse para adorar y servir a Cristo.

2.    Efesios 5:29:30 especifica, además, que los creyentes son el Cuerpo, y Jesús es la Cabeza de esa congregación.

3.    El plan de Dios para esta Santa Congregación supone adoración, enseñanza, aliento, evangelización y servicio, tanto a los necesitados dentro de ella como a los que están fuera de sus paredes.

4.   Una congregación fuerte y dinámica solo es posible cuando los miembros confían plenamente en la guía del Espíritu Santo. El trabajo de la Iglesia debe hacerse en el poder de Él, y con humilde y fiel sometimiento al Señor Jesucristo.

 

Unirse a una congregación de sana doctrina es importante, ya que Dios 

utiliza a Su Iglesia principalmente para alentar a sus hijos a crecer

en el conocimiento de Cristo a través de la Palabra, y a prepararse

para llevar a cabo con denuedo su encomienda principal:

¡¡¡La Gran Comisión!!!

 

☝🏼 Para ayudarle a determinar si una iglesia, o la que usted asiste, está siguiendo el plan establecido en la Biblia, he aquí algunas preguntas importantes:

¿Creen que la Palabra de Dios es infalible e inerrante?

¿Está la iglesia discipulando a sus miembros?

¿Tiene la congregación algún tipo de programa misionero o de evangelización?

Estas tres preguntas pueden ser útiles para discernir la voluntad de Dios en cuanto a la iglesia en la que se debe congregar.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY SEGURO DE QUE DIOS ME HA GUIADO A LA IGLESIA CORRECTA, SIN PRETENDER QUE SEA PERFECTA, PUES YO ESCUCHÉ AL ESPÍRITU SANTO, PARA QUE ME ADVIRTIERA O DIRIGIERA A ESTA SANA CONGREGACIÓN A LA CUAL ME UNÍ; POR ESO LA BENDIGO Y HAGO PARTE ACTIVA DE ELLA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Kedem, Dios del Principio (Colosenses 1:18). Mi amado Señor y mi Dios, Jesucristo, Tú siempre has sido, eres y serás; eres antes de todas las cosas en tiempo y en prioridad, por eso debes ser primero que todo en nuestros afectos, pues eres preeminente. Hoy clamo a Ti para que puedan, todos los que en Ti confían y en Ti creen, encontrar la iglesia adecuada, de sana doctrina, la correcta para su crecimiento en todas las áreas de su vida, aquella donde Cristo es el Rey, la Cabeza, el Espíritu Santo la guía y dirección, y tu Presencia la indispensable para que todo funcione bien y para que el que allí llegue pueda conocerte como el Dios de su Salvación y convertirse en un verdadero discípulo de Cristo y servirte. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri