viernes, 22 de enero de 2016

DERROTERO

 

PROVERBIOS 3:7-12 No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. Entonces Él llenará tus graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino.  Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni te enojes cuando te corrige. Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite. (N.T.V.)

 

©  La Palabra es la brújula de Dios para el corazón y la mente de nosotros sus hijos, los que en Él creemos; Él es quien marca nuestro derrotero.

En alguna ocasión hablamos de la importancia de depender de la Palabra de Dios como nuestra brújula a lo largo de la vida. Obedecer las instrucciones del Señor cambiará la conducta y desafiará nuestra manera de pensar, actitudes y deseos. Él nos lleva a pensar de manera diferente sobre nosotros mismos y las dificultades que enfrentemos, de ahí la importancia de pasar tiempo a diario con Dios.

 

1. Por naturaleza, queremos determinar nuestro derrotero en la vida.

Eso parece ser el único camino lógico para llegar adonde queremos ir. Pero ser sabios a nuestros propios ojos es orgullo. Para combatir esta tendencia, el Señor nos dice que le temamos a Él y nos apartemos del mal (Vs.7). Este "temor" no es miedo al Padre Celestial, sino una actitud de respeto y reverencia que nos motiva a buscarlo con insistencia y obedecerle, tanto para nuestro bien como para su gloria.

2. Por naturaleza, queremos guardarnos todo nuestro dinero.

El deseo de vivir mejor, o el temor a no tener suficiente, nos llevan a aferrarnos a todo lo que ganamos. Pero nuestra brújula, la Biblia, nos lleva a honrar a Dios dándole la primera parte de todo lo que tenemos, confiando en que Él suplirá, hasta que sobreabunde (Malaquías 3:10), nuestras necesidades (Vs.9,10).

3. Por naturaleza, no nos gusta confesar nuestros pecados.

Su dolorosa reprobación parece demostrar que no nos ama. Pero nuestro Padre Celestial dice que su disciplina es la evidencia que confirma su amor y gozo en nosotros como sus hijos (Vs.11, 12), pero también asegura en su Palabra que es fiel para perdonar a los que confiesan sus pecados a él. (1 Juan 1:9).

4. Por naturaleza, tenemos temor de compartir la Buena Nueva de Cristo.

La "Gran Comisión", no es una opción para los creyentes, es la ultima orden que Jesús nos dejo antes de partir, y además prometió que Él estaría con nosotros para ayudarnos a llevarla a cabo. (Mateo 28:19,20).

 

A veces, por nuestro deseo de seguir al Señor, nos centramos en ser obedientes, pero olvidamos sus instrucciones en cuanto a nuestras actitudes y maneras de pensar, corrijamos el derrotero, su Palabra, la Biblia, nos lo facilita.

 

CONFESIÓN DE FE:

PARA MANTENERME EN EL CAMINO DE DIOS, TENGO QUE CAMBIAR EL DERROTERO DE MI CORAZÓN Y MI MENTE, Y SÉ QUE LA MEJOR FORMA ES POR MEDIO DE ESTABLECER UNA VERDADERA E INTIMA RELACIÓN CON ÉL.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Eyón, El Altísimo (Génesis 14:18). Mi amado Rey y Señor tu estas supremamente exaltado; Dios soberano en quien podemos colocar toda nuestra confianza. Hoy vengo a tu Presencia pidiéndote que aclares y expandas mi mente y mi sabiduría acerca de Ti y del misterio de tu existencia, para que pueda aceptar incondicionalmente todos tus designios, tu mansedumbre, tu comprensión, tu misericordia, tu disciplina, tus mandamientos y tus estatutos, con la seguridad de que marcan el derrotero perfecto y más conveniente para mi vida. Gracias Espíritu Santo por señalarnos el derrotero de nuestros corazones y mentes ahora y permanentemente. He orado en el poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.