jueves, 7 de septiembre de 2017

HOGAR ETERNO

 

JUAN 14:1-4 No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en Mí. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde Yo estoy. Y ustedes conocen el camino que lleva a donde voy. (N.T.V.)


©  El Cielo, en la Gloria de Dios, será el hogar eterno de aquellos que confiamos en Jesucristo como Señor y Salvador.

Jesús anunció a sus discípulos que se marcharía pronto. Sin embargo, también les prometió que regresaría un día para llevarlos a una casa que prepararía para ellos (Vs.3). Este versículo nos confirma que el Cielo es un lugar real.

 

Según la Biblia, los cristianos tienen su ciudadanía en el Cielo (Filipenses 3:20), nuestro tesoro está guardado allí (Mateo 6:20), y ese será nuestro hogar eterno (1 Tesalonicenses 4:17). Dios no está describiendo un mundo imaginario, por el contrario, todos los creyentes pueden tener la confianza de que serán reunidos allí, en una morada tangible. El espíritu de todo cristiano entra en la Presencia de Dios inmediatamente después de la muerte física. Una vez que el tiempo del Señor se haya cumplido para que vengan la tribulación y el juicio final, Él hará nuevas todas las cosas. Primero, nuestros cuerpos serán resucitados como inmortales, libres de dolor y con lozanía espiritual (1 Corintios 15:42). Después, la Tierra se transformará en un paraíso incorrupto y nosotros entraremos a la nueva Jerusalén Celestial (Apocalipsis 21:10-27). En el Cielo, los hijos de Dios pasaremos la eternidad sirviéndole y adorándole. Pese a la idea equivocada de que estaremos en las nubes tocando arpas, no estaremos de brazos cruzados, sin hacer nada. Sí descansaremos, pero de las tentaciones, las angustias, las pruebas y el dolor.

 

El paraíso está más allá de nuestra imaginación, pero sí sabemos que la vida del creyente continúa en el Cielo. Como ciudadanos de ese Reino, nos ocuparemos del trabajo de servir y alabar a Dios, además, disfrutaremos de nuevas fuerzas y de la armonía perfecta con el Señor y otros cristianos.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE TENGO UNA MORADA ESPECIAL EN EL CIELO QUE EL SEÑOR JESÚS HA IDO A PREPARAR PARA MÍ, ASÍ QUE: ¡FINALMENTE Y PARA SIEMPRE, ESTARÉ EN CASA! EN MI HOGAR ETERNO, DULCE HOGAR CELESTIAL.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El HaKavod, Dios de Gloria (Salmo 29:3,4). Dios Todopoderoso, Tú mismo eres hermoso y la fuente de toda belleza y creatividad. Es por eso por lo que hoy vengo a darte gracias, mi Señor, por el hogar eterno que Tú has preparado para nosotros en tu Gloria, donde tendremos una eternidad llena de tu Presencia y de tu Amor. Gracias porque no solo tengo que esperarlo allí, pues has cambiado mi vida de tal forma que estar al lado tuyo es estar en mi hogar, dulce hogar eterno que tu provees para los que en Ti hemos creído y confiado. Y también estoy dispuesto, en el hogar Celestial, a alabarte y adorarte permanentemente, y a cumplir con la labor que me encomiendes. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por ese lugar, ese hogar eterno, que estás preparando especialmente para mí. Amén.


Juan Manuel Lamus O.