jueves, 8 de febrero de 2024

CONVERSANDO CON DIOS

 

FILIPENSES 4:5,6 (NTV) No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.

 

En nuestras conversaciones con Dios podremos descubrir un Poder simple y profundo de la Oración que hacemos en 3 pasos esenciales.

 

En un mundo lleno de ruido y distracciones, la oración ofrece un refugio de paz y conexión con Dios, pero el pasaje bíblico que estudiamos hoy, no solo resalta la importancia de la oración en la vida cristiana, sino que también nos enseña cómo puede influir y guiar todas las áreas de nuestra vida. La Oración es simplemente entablar una conversación con Dios, pero muchas personas piensan que no saben cómo orar, y la verdad es que sí, la oración es simplemente conversar con Dios, no es necesario seguir fórmulas complejas o usar palabras elaboradas; es un diálogo sincero y abierto con el Creador.

 

¡¡¡Al igual que en cualquier conversación, no solo hablamos,

sino que también escuchamos; en la oración, buscamos entender

lo que Dios quiere decirnos, y confiando en que

siempre desea lo mejor para nosotros!!!

 

🏼 Quiero compartir con ustedes tres pasos esenciales para empezar a orar:

1.     Encuentre un Lugar Tranquilo: Comience buscando un lugar donde se sienta cómodo y pueda estar tranquilo, libre de distracciones. Puede ser en su habitación, un jardín, o cualquier espacio donde se sienta en paz. Ese entorno le ayudará a concentrarse, a abrir su corazón y escuchar con mayor claridad la voz de Dios.

2.    Hable con Sencillez: No se preocupe por cómo debe sonar o qué palabras usar. Hable con Dios como lo haría con un amigo cercano. Exprésele sus pensamientos, sentimientos, preocupaciones y gratitud. La sinceridad es clave en la oración.

3.    Escuche y Medite: Después de compartir sus pensamientos con Dios, tómese un tiempo para estar en silencio. La oración no es solo hablar, sino también escuchar. Puede reflexionar sobre las Escrituras, meditar en silencio, o simplemente estar atento a los pensamientos y sentimientos que surgen.

 

La oración cotidiana tiene el poder de influir en cada aspecto de nuestras vidas. Nos ayuda a enfrentar nuestras preocupaciones y miedos, nos ofrece una fuente de sabiduría y dirección, y nos fortalece en los momentos difíciles. Al orar, nos abrimos a la guía de Dios, permitiendo que Su sabiduría y paz inunden nuestras decisiones y acciones. La oración es para todos, no es necesario ser extremadamente religioso o tener un conocimiento profundo de la Biblia para orar. La oración está abierta a todos, sin importar dónde se encuentren en su camino espiritual. Es una herramienta poderosa y accesible que nos permite establecer una relación más profunda con Dios. La oración es una práctica sencilla pero profundamente poderosa. Nos conecta con Dios, nos guía en nuestras decisiones y nos brinda paz en tiempos de incertidumbre. Al hacer de la oración una parte regular de nuestra vida, no solo fortalecemos nuestra fe, sino que también enriquecemos cada aspecto de nuestra existencia.

 

Así que, independientemente de dónde se encuentre en su camino espiritual, le animo a abrir su corazón y empezar esta conversación con Dios, descubrirá que, en la simplicidad de la oración, yace un poder increíble para transformar su vida.

 

CONFESIÓN DE FE:

INCREMENTARÉ MIS CONVERSACIONES CON DIOS, CON LA CONVICCIÓN DE QUE ÉL SIEMPRE ME ESCUCHA, PARA ESTO APLICARÉ LOS TRES PASOS APRENDIDOS, Y CON TODA SEGURIDAD DISFRUTARÉ DE CHARLAS SENCILLAS, AMENAS, PODEROSAS Y PRODUCTIVAS PARA TODOS LOS ASPECTOS DE MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Mikarov, Dios que está cerca (Jeremías 23:23). Mi amado Señor, Jesucristo, gracias quiero darte hoy porque Tú eres ese Dios que siempre está cerca y atento de tu creación, y podemos confiar en que la comunión contigo sea verdadera en la medida que nosotros también nos acercamos a Ti, y tal vez la mejor forma sea por medio de la Palabra y la oración. Por eso quiero seguir con denuedo tu instrucción para lograr unas conversaciones fructíferas contigo, buscando ese lugar preciso, hablándote con sencillez y tomándome el tiempo para escucharte y entonces meditar en ello para ponerlo por obra. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo por enseñarme esa manera de comunión sencilla contigo, así lo haré; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri