jueves, 17 de noviembre de 2016

CLASES

 

SALMO 119:57-60 ¡Señor, eres mío!¡Prometo obedecer tus palabras! Deseo tus bendiciones con todo el corazón; ten misericordia, como lo prometiste. Consideré el rumbo de mi vida y decidí volver a tus leyes. Me apresuraré sin demora a obedecer tus mandatos. (N.T.V.)


©  De las dos clases de promesas de Dios.

La Biblia contiene dos clases de promesas de Dios: 

©  Las incondicionales y las condicionales. 


1. Primera Clase, Incondicionales: La primera clase de promesas Divinas es la incondicional. Es aquella cuyo cumplimiento le incumbe solamente al Señor; su compromiso no está sujeto a las personas ni a las situaciones. Un ejemplo sería la garantía de Dios de no enviar jamás otro diluvio para destruir a toda la Tierra (Génesis 9:11). No importa cómo se comporte el mundo, Él no tomará de nuevo esta acción.

2. Segunda Clase, Condicionales: La segunda clase de promesas Divinas es la condicional. En otras palabras, el Señor está dispuesto a actuar bajo ciertas circunstancias. Es, por lo general, una declaración de "si… entonces", e implica nuestra participación. 

 

Veamos tres promesas condicionales que tienen que ver con la salvación, el perdón y la sabiduría:

©  Romanos 10:10 nos dice que la promesa de salvación es para quienes confiesen con su boca y crean en su corazón que Jesús es el Señor. 

©  1 Juan 1:9 nos dice que, si venimos al Señor con una sincera confesión de pecado, tenemos la garantía de la limpieza y el perdón Divinos. El cumplimiento de esta promesa por el Señor depende de que procedamos de manera obediente a confesar a Él, no a otra persona, nuestras faltas.

©  Santiago 1:5,6 nos dice que pidamos a Dios sabiduría, sin dudar de que la recibiremos. Si nos acercamos al Señor con fe, Él nos dará entendimiento.

 

Dios hará exactamente lo que ha prometido. Pero Él exige nuestra obediente cooperación antes de cumplir sus promesas incondicionales. Para recibir la bendición formulada, debemos satisfacer las condiciones que Él ha puesto. 

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE, SI ESPERO QUE EL SEÑOR CUMPLA SU PROMESA, DEBO CUMPLIR CON MI PARTE, DE MANERA QUE LA CONDICIÓN SE CONVIERTA EN UNA REAL BENDICIÓN PARA MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Emunah, El Dios Fiel (Deuteronomio 32:4). Mi Dios y mi Señor, El Fuerte, sé que eres completamente confiable, y que puedo confiar en Ti completamente, para esta vida y para el destino eterno. Es por eso que hoy quiero darte gracias mi Señor y Salvador Jesucristo, porque eres Dios que prometes y cumples, y tu Palabra está llena de promesas para mí, solo quiero hacer mi parte para poder acceder de manera correcta a aquellas que son condicionales, con la seguridad de que Tú cumplirás con la tuya. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.