miércoles, 21 de octubre de 2020

GUERRA ESPIRITUAL

 

EFESIOS 6:13-18 Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados. Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo. Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes. (NTV)

 

De cómo Dios nos ha equipado para la victoria en la Guerra Espiritual.

La Palabra enseña que satanás le ha declarado la guerra a Dios y a los que le siguen. Esto significa que todos los cristianos estamos en un campo de batalla espiritual, aunque debemos estar claros de que el diablo ya fue vencido por Cristo en la Cruz, y esa victoria nos corresponde, pero también es claro que quiere destruirnos, y lo puede lograr cuando nos hacemos vulnerables a sus maquinaciones. (2 Corintios 2:11)

 

Es por eso por lo que debemos entender que, en cualquier conflicto, los soldados deben tener el equipo adecuado y la capacitación sobre cómo usarlo, de lo contrario, sería imposible esperar ganar las batallas de la guerra. De la misma manera los seguidores de Cristo debemos tener en cuenta las instrucciones de Dios acerca del uso de la armadura espiritual que Él nos ha suministrado.

Examinemos cada elemento descrito en el pasaje que estudiamos hoy:

1.     El Cinturón de la Verdad nos indica que debemos conducirnos de acuerdo con la Palabra, pues ella es la que nos mantiene en la seguridad de la voluntad de Dios.

2.    La Coraza de Justicia protege nuestro corazón de emociones equivocadas.

3.    El Calzado de la Paz, debemos tener pies que estén dispuestos a mantenerse firmes contra el diablo y a llevar las buenas nuevas de Cristo a los demás. (Isaías 52:7)

4.   El Escudo de la Fe detiene los dardos de fuego de satanás y nos permite enfrentar la duda, el miedo, el engaño y la confusión.

5.    La Espada del Espíritu es el arma verdadera para causar daño a nuestro adversario. La Palabra de Dios, que es "más cortante que toda espada de dos filos" (Hebreos 4:12), nos transforma para que seamos como Jesús, arrojando luz en un mundo oscuro y permitiendo que los ciegos espirituales vean.

6.    El Casco de la Salvación es la protección para nuestros pensamientos.

7.    Por último, y tal vez lo más importante, la Oración en el Espíritu, que nos mantiene en comunión con Dios, en una relación íntima y permanente, y en la intercesión por nuestros semejantes.

 

¿Comprende usted, en verdad, que tiene un enemigo activo?

 

El enemigo procura siempre alejarnos del Señor Jesús, así que mantengámonos

firmes en pie de Guerra Espiritual, como soldados bien equipados y como…

¡¡¡Integrantes del Ejército Victorioso de Jehová Sabaot!!!

 

CONFESIÓN DE FE:

LA SENDA DE SATANÁS PARECE CÓMODA Y BUENA, PERO ES UNA FORMA DE ATAQUE QUE SOLO CONDUCE A LA PERDICIÓN, POR ESO SÉ QUE NO HAY TÉRMINO MEDIO: O ME MANTENGO FIRME CONTRA SATANÁS O ÉSTE ME ALEJARÁ CON ENGAÑO Y MAQUINACIONES DE LA VERDAD QUE ES JESUCRISTO.

 

ORACIÓN:

Dios Todopoderoso, Jehová Sabaot, Dios de los Ejércitos (2 Samuel 5:10). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, hoy vengo a darte gracias por ser mi defensor, mi protección de todo ataque del enemigo. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Ti, mi Señor Jesús, pues Tú eres mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme, y sé que ni el mismo satanás podrá contra mi si estoy en permanente comunión contigo y dirigido por Ti, como un soldado del Ejército de Dios; además de estar siempre vestido con la armadura espiritual que me has dado. Por todo esto te doy gracias y tomo la decisión de mantenerme firme para que ni el enemigo, ni nada ni nadie pueda separarme de Ti; gracias, Padre Celestial por equiparme para la Guerra Espiritual. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri