jueves, 13 de abril de 2017

ORACIÓN EN LA HORA DE LA DESESPERACIÓN

 

¡¡¡Jesús Ora en Getsemaní!!!

 

MATEO 26:36-46

Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo:

-  Siéntense aquí mientras voy allí para orar.

Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse. Les dijo:

-  Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo.

Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba:

-  ¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía.

Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro:

-  ¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.

Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró:

-  ¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad.

Cuando regresó de nuevo adonde estaban ellos, los encontró dormidos porque no podían mantener los ojos abiertos. Así que se fue a orar por tercera vez y repitió lo mismo. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:

-  ¡Adelante, duerman y descansen! Pero miren, ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es traicionado y entregado en manos de pecadores. Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí! (N.T.V.)


 El sufrimiento de Jesús no comenzó con los latigazos que recibió o con su lenta y agonizante marcha al Calvario.

Ø  La Biblia nos dice que el Señor sufrió durante sus oscuras horas en Getsemaní, el lugar en donde "comenzó a afligirse y a angustiarse" (Vs.37).

Ø  Sabiendo que pronto se entregaría a Sí mismo al inmenso horror de la cruz, Jesús aceptó el asfixiante peso de todo lo que vendría.

Ø  Las palabras que dijo a Pedro, Jacobo y Juan revelan su agudo dolor:

-  "Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte." (Vs.38).

Ø  Este hecho todavía nos deja estupefactos: Jesús, el Hijo de Dios, experimentó la desesperación profunda, conoció cada temor humano, cada ansiedad.


 No hay ninguna tentación o temor humanos que Jesús no experimentara.

Ø  El evangelio de Juan resalta que Getsemaní era un huerto (Juan 18:1), y su narración está llena de imágenes de la creación, desde las primeras frases hasta las escenas de la resurrección.

Ø  Juan, al parecer, quiere que conectemos al Getsemaní con otro huerto, donde una serpiente abordó a Adán y Eva.

Ø  Juan quiere estar seguro de que entendamos que, aunque ellos sucumbieron a la tentación, Jesús no lo haría.

Ø  Donde fallaron el primer hombre y la primera mujer, el Hijo de Dios triunfaría.

Ø  Aunque nosotros sucumbimos bajo el peso del temor o de la seducción del pecado, Jesús triunfa.


 Pero antes de la victoria hubo muerte, separación y fracaso aparente.

Ø  Antes de la resurrección, hubo un largo período donde parecía que la esperanza se había disipado, donde uno se preguntaba si el amor había fracasado.

Ø  En el huerto Getsemaní, mientras se acercaban las horas del mal, el corazón de Jesús se derramaba.

Ø  Nuestro Señor, en su desesperación, hizo lo que su alma sabía hacer, orar.

Ø  Jesús oró, diciendo:

-  "¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento." (Vs.39).

Ø  Jesús no se limitó a practicar su disciplina espiritual o a darnos un ejemplo a imitar.

Ø  En vez de eso, su alma había quedado al desnudo, y fue al Único que puede estar con nosotros en tales profundidades…

 

¡¡¡Jesús fue al Padre Celestial!!!


 A veces tendemos a pensar que la oración es solo un tiempo de calma e introspección, pero la oración nace a menudo de una simple necesidad.

 Cuando oramos, buscamos dirección y simplemente gritamos:

 

¡¡¡Socorro Padre Celestial!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.