viernes, 28 de julio de 2017

¿PARA QUÉ?

 

2 CORINTIOS 9:8-11 Poderoso es Dios para hacer que abunde en ustedes toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abunden para toda buena obra; como está escrito: Esparció; dio a los pobres. Su justicia permanece para siempre. El que da semilla al que siembra y pan para comer, proveerá y multiplicará la semilla de ustedes y aumentará los frutos de la justicia de ustedes. Esto, para que sean enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce acciones de gracias a Dios por medio de nosotros. (R.VC.A.'15)


©  Somos nacidos de nuevo para buenas obras. Esta debe ser nuestra obra de amor.

La fe y las obras van de la mano. El cristiano es alguien a quien Cristo usa para realizar su obra en la tierra. Por tanto, servir a Dios es más que simplemente hacer algo; trabajar para el Señor define también lo que somos como nuevas criaturas.

 

Después de unirse a la familia de Dios, los creyentes se reconocen por su fruto, que incluye el servicio que hacen para Él y para los demás. De hecho, el Señor rescata a las personas del pecado para que puedan hacer la obra que Él se ha propuesto (Efesios 2:10). Se ha dicho con frecuencia que somos las manos y los pies de Dios en este mundo. El mismo Padre Celestial que nos llama a trabajar en su Nombre, da también los recursos necesarios. Como dijo Pablo, en el pasaje que estudiamos hoy, el Señor hace que sus hijos sean ricos en gracia, para que abunden para toda buena obra. Además, somos equipados con su Palabra y fortalecidos y guiados por su Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16,17; Hechos 1:8). De estas dos fuentes, los cristianos aprenden a relacionarse con otros, para llevarles el mensaje de salvación, poder ayudarles, estimularlos y responder a sus necesidades.

 

Que quede claro que las obras no tienen nada que ver con la salvación. Somos salvos por gracia solo por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. Después que eso sucede, y se produce el nuevo nacimiento, el creyente está motivado para hacer el bien en el Nombre del Señor, para agradarle a Él. Estamos llamados a exteriorizar nuestra fe cada día. Dios obra a través de nosotros para alcanzar a quienes, de otra manera, es posible que nunca lean la Biblia o entren a una iglesia. Es más, el Señor toma prestada nuestra voz para contar su historia y usa nuestra vida para demostrar su gracia y su gloria. Las buenas acciones son la obra de amor del creyente.

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ CON DILIGENCIA Y AMOR HACER OBRAS CON GENEROSIDAD Y ASÍ PODER DEMOSTRAR EL AMOR DE CRISTO QUE HABITA EN MÍ POR SU OBRA REGENERADORA, PRODUCTO DE MI NUEVO NACIMIENTO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Chanun, Dios lleno de Gracia (Juan 1:16,17). Mi Señor Jesús, gracias por dar tu vida en rescate por mí, porque me has dado un nuevo orden y modelado un nuevo estilo de vida, has implantado tu amor a través de ese sacrificio en la cruz; por eso hoy acudo a Ti, clamando con vehemencia para que las obras que yo pueda hacer sean para tu gloria y cumplan con tu propósito para mi vida, para que otros puedan experimentar ese mismo amor incondicional tuyo, y que nada de mi humanidad esté involucrado en esto. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por tu amor y tu ejemplo, y por permitirme trabajar para Ti, pues es un honor y un privilegio. Amén.


Juan Manuel Lamus O.