jueves, 17 de diciembre de 2020

¡SOMOS AMADOS!

 

1 JUAN 4:7-10 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados. (RVA'15)

 

En esta Navidad entendamos que somos amados por Dios, esa es una buena razón para celebrar el nacimiento de Jesús con gran alegría.

 

Una de las mayores luchas que enfrentan algunas personas, es el sentimiento de no poder ser amadas por Cristo, pero la Biblia nos dice claramente que sí lo son, pues…

¡¡¡Dios es Amor!!!

 

Lejos de decirlo simplemente con palabras, Dios también nos ha dado muchas pruebas de que somos amados. La creación misma es una expresión de su amoroso cuidado por nosotros. Él creó esta Tierra como la habitación perfecta para la humanidad y nos provee las cosas que necesitamos para vivir. Pero la más alta expresión de su amor se manifiesta en su provisión para nuestras necesidades eternas. Envió a su Hijo a nacer como hombre y en nuestros corazones para redimirnos del pecado, poder ser perdonados y reconciliados con Dios y para luego vivir con Él eternamente en el Cielo.

 

¿Por qué, con todas estas evidencias, algunos siguen dudando de su amor?

Tal vez sea porque estamos viendo al amor desde nuestra perspectiva limitada; puesto que nosotros no podemos amar a otros incondicionalmente, dudamos de que el Señor pueda hacerlo. Después de todo, el razonamiento humano considera lógico ser amorosos con quienes están a la altura de nuestras expectativas y distantes de quienes no. O quizás simplemente nos sentimos indignos del amor de Dios. Bueno, le tengo una noticia, nadie es digno. El amor de Dios no se basa en si lo merecemos o no, su amor es una demostración del compromiso que Él tiene de bendecirnos al máximo. El amor Divino no está condicionado por nuestro desempeño, sino por la naturaleza de Dios. Es como la marea del mar, usted puede estar en la orilla y decir: "No creo en las olas", pero eso no les impedirá a ellas tocarle.

 

Asimismo, nada de lo que usted haga o sienta evitará que sea amado por Dios, pues el amor es parte esencial de su naturaleza.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE EL AMOR DE DIOS POR MI ES INCONDICIONAL Y ADEMÁS INFINITO Y PERFECTO, TAL VEZ YO NO LO MEREZCA, NO SEA DIGNO DE ÉL, PERO AL SEÑOR LE PROVOCÓ Y DECIDIÓ DÁRMELO SIN CONDICIÓN.

 

ORACIÓN:

Padre Amoroso, El Chanun, Dios lleno de Gracia (Jonás 4:2). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, sé que tu naturaleza está llena de Gracia, para dar generosamente, aún cuando no lo merezcamos; sé y lo creo, pues tu Palabra lo dice y eso para mí es suficiente, además he podido experimentar personalmente que Tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable e incondicional, que estás dispuesto a perdonar y no destruir o condenar a la gente. Por eso vengo a tu presencia a agradecerte infinitamente desde lo más profundo de mi corazón, por hacerme digno de tu amor, por ser amado sin condición cuando ni siquiera me lo merezco. Gracias Padre Celestial por proveer en tu amado Hijo Jesucristo, mi Señor y Salvador, el plan perfecto para ser amados por siempre y sin condición; he orado en su Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri