martes, 12 de agosto de 2014

AMARNOS

 

AMARNOS

 

JUAN 13:34,35 Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos. (N.T.V.)

 

©      Fuimos creados por Dios para amarnos unos a otros.

Jesús pasó su última noche antes de la crucifixión recordándoles a los discípulos principios fundamentales. Cuando se arrodilló para lavar sus pies, les dio un nuevo mandamiento, de amarse unos a otros. Repetiría esta frase cinco veces (Juan 13:34,35; 15:12-17).

©      Enfatizó el mandamiento porque sabía que no solo era fundamentalmente importante, sino además uno de los más difíciles de obedecer.

 

Lo natural es que pongamos nuestros propios intereses antes que las necesidades de los demás. Pero, dado que el viejo yo del creyente ha sido crucificado, el Espíritu de Dios puede vivir en y a través de toda persona. Dar de nosotros mismos a favor de alguien, armoniza con quienes somos en Cristo. De hecho, mostramos el amor de Dios cuando nos amamos unos a otros, especialmente a quienes son difíciles de amar.

 

Pablo recogió en sus cartas la insistencia de Jesús de "amaos los unos a los otros", y habla de maneras específicas de cómo obedecerla. Dijo que:

1.   Debemos recibirnos o aceptarnos unos a otros (Romanos 15:7),

2.   Sobrellevar mutuamente las cargas (Gálatas 6:2), y

3.   Vivir en paz entre nosotros (1 Tesalonicenses 5:13).

 

Al enseñar a las iglesias, Pablo se basaba en los mismos principios que Jesús enseñó:

©      Amor a Dios y amor de los unos a los otros.

Eso es lo que significa ser una iglesia que honra el nombre de Dios y que resulta atrayente para los no creyentes. Puesto que el atributo más grande de Dios es su amor, su plan es utilizar a sus hijos para que atiendan las necesidades emocionales, materiales, físicas y espirituales que existen.

 

CONFESIÓN DE FE:

ME PROPONGO LLENAR CON EL AMOR DE DIOS LOS CORAZONES Y LAS MANOS DE AQUELLOS QUE ESTÁN EN MI ESFERA DE INFLUENCIA, DE MANERA QUE EL AMOR QUE DIOS HA DERRAMADO SOBRE MI VIDA SEA MANIFIESTO.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Rachum, Dios de Amor y Compasión (Deuteronomio 4:31). Yo sé, mi Señor, que tu naturaleza es de amabilidad, que estás lleno de compasión y sentimiento por tu pueblo y completamente libre de crueldad o mezquindad. Por eso quiero pedirte hoy, desde lo más profundo de mi corazón, que pongas en mi ese mismo sentimiento por mis semejantes, que tu corazón se vea reflejado en el mío, que el amar sin condición, como Tú lo hiciste con toda la humanidad, sea para mí el derrotero de mis relaciones, y así puedan los demás conocer el amor perfecto tuyo a través de mi. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por el modelo de amor que nos has dado. Amén.


Juan Manuel Lamus O.